Sobre la medicina y la salud de los tiempos bicentenarios

Abel Fernando Martínez Martín | 19/09/2022 - 08:27 | Compartir:

¿Cómo han cambiado las ideas sobre salud y enfermedad en los últimos 200 años?, me preguntaron. Creo que radicalmente, respondí. La medicina, unida a la cirugía, a finales del siglo XIX, se acerca a la ciencia en el momento en que nace la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional y nuestra primera organización de salud, con la Constitución de 1886, que creó la Junta Central de Higiene, que pasó de depender del ministerio de Gobierno al de educación (Instrucción Pública) y, luego, al ministerio de Agricultura, cuando el país se tornó cafetero, para ser ministerio de Salud solo en la segunda mitad del siglo XX, cuando el país rural se volvió urbano. 

Sobre la medicina y la salud de los tiempos bicentenarios
Placa de mármol en honor del doctor Juan Gualberto Gutiérrez Arenales, médico y abogado nacido en la Uvita, en el Norte de Boyacá, en 1175, en la base del Obelisco del Campo de Boyacá. Gutiérrez fue el primer profesor de medicina en Tunja, en el Colegio, luego Universidad de Boyacá, y fue el médico que asistió en los últimos días al precursor Antonio Nariño, en la Villa de Leiva. Profesor de idiomas y alcalde de Tunja, Juan Gualberto Gutiérrez es el único médico del Ejército Libertador que está presente en la Batalla de Boyacá.

La urbanización, la higienización de las ciudades; el acceso a los servicios públicos, a la salud, la educación y una mejor nutrición, elevaron la esperanza de vida de los colombianos de los 30 años a los 65 años en el curso del siglo XX. 

Hace 200 años consideraban que Dios castigaba nuestros pecados con la enfermedad; la medicina explicaba todo con el desequilibrio de los cuatro humores hipocráticos. La medicina que hoy conocemos es reciente, se consolidó en la segunda mitad del siglo pasado, siguiendo el modelo norteamericano de especialización, investigación, experimentación, medios diagnósticos; enseñanza en el laboratorio en el ciclo básico y en el hospital, al lado del paciente: la clínica. 

Nace, a mitad del siglo, la seguridad social y, en salud pública, cuando del modelo higienista francés del siglo XIX pasamos a la salud pública norteamericana, que manejó, a mitad del siglo XX, la salud pública colombiana.

A finales del siglo XVIII aparece la vacuna contra la viruela, se empieza a actuar no sobre los individuos sino sobre las poblaciones, con el fin de aumentar la natalidad o disminuir la mortalidad, nace la estadística médica y las autopsias permiten a los médicos ver en los cadáveres la concreción de la enfermedad en el cuerpo humano, que se relaciona con los síntomas de la clínica, nacen los instrumentos para examinar el cuerpo, luego la fisiología experimental y la microbiología con Pasteur, y acaba el siglo XIX.

Con el siglo XX llegan los antibióticos, los rayos X, las clínicas privadas, la seguridad social y el desarrollo de la industria farmacéutica, las boticas se vuelven farmacias y droguerías, los hospitales se tecnifican, desarrollan los medios diagnósticos y se especializan y subespecializan. Las enfermedades infecciosas empiezan a no ser la primera causa de muerte, que pasan a ocupar las enfermedades crónicas y degenerativas; la accidentalidad y la violencia reemplazan a las muertes por enfermedades infecciosas.

¿Qué enfermedades padecería una persona en 1800?

El médico y sacerdote ilustrado José Celestino Mutis, en su trabajo Estado de la Medicina y de la Cirugía en el Nuevo Reino de Granada. Medios para remediar su lamentable atraso del año 1801, escribía: "Dos plagas endémicas afligen gran parte de sus habitantes las escrófulas -es decir, el coto por deficiencia de yodo- y las bubas, el mal gálico -es decir, la sífilis- que se ha ido propagando hasta el punto de representar algunos pueblos un verdadero hospital".

La viruela fue la enfermedad que más preocupaba a las autoridades coloniales, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna llegó en 1804. Más de 56 mil personas se vacunaron en el Nuevo Reino con la vacuna de Jenner y la lepra es la enfermedad que más recursos se llevó en el siglo XIX, predominó cuando éramos rurales, la tuberculosis la reemplazó cuando pasamos a ser urbanos y vivimos más hacinados en el siglo XX.

En el altiplano andino, predominaban, como, hoy las infecciones respiratorias, no faltaron las diarreas por la falta de servicios públicos y por la convivencia con los animales y el coto por falta de Yodo en las zonas montañosas. Las enfermedades tropicales hicieron inhabitables las tierras bajas y los documentos registran epidemias de sarampión, rabia, tifus exantemático o tabardillo, enfermedad que transmiten los piojos, y la estacional gripa

No faltaron las lombrices, las pulgas, los mosquitos, los piojos y los animales ponzoñosos, ni los accidentes, luxaciones y fracturas; ni los ciegos, ni los mutilados ni los paralíticos; mencionan las fiebres, las úlceras, las pésimas dentaduras y los dolores de muela. Fueron frecuentes también las enfermedades reumáticas, las carenciales, las mencionadas enfermedades venéreas, que acompañan a los ejércitos siempre, las intoxicaciones y la locura, que nunca dejó de estar presente.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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