El 26 de octubre de 1885 el microbiólogo francés Louis Pasteur leyó ante la Academia de Ciencias 'Un método para prevenir la rabia después del mordisco', el caso de un niño de 9 años Joseph Meister, quien fuera mordido por un perro rabioso y vacunado con un virus atenuado, que ya había ensayado Pasteur en animales en su laboratorio de la calle Ulm en el Barrio Latino de París, pero nunca en seres humanos, tratamiento aplicado en 13 inyecciones, convirtiéndose el niño Joseph Meister, en el primer ser humano salvado de la mortal enfermedad conocida como Hidrofobia desde Hipócrates y popularmente como Rabia, que etimológicamente significa, en latín, locura.

La fama de Louis Pasteur aumenta en su país y a nivel mundial. Joseph Meister fue un niño alsaciano, que fue toda una figura mediática de su tiempo asociada a los avances de las ciencias médicas, el pequeño Joseph era un niño de 9 años que, yendo a la escuela, se puso a molestar un perro en el camino que terminó mordiéndolo gravemente. Cuando lo llevaron a París, ante Pasteur, para que le aplicara su, hasta ese momento experimental, vacuna contra la rabia, éste consigna la gravedad de la mordedura que recibió en su cuerpo el niño alsaciano de 9 años: "Gravemente mordido en el dedo índice de la mano derecha, en los muslos y en la pierna por el mismo perro rabioso que destrozó sus pantalones, le tiró al suelo y le hubiera devorado si no hubiera sido por la llegada de un albañil armado con dos barras de hierro que le abatió".
Los médicos que primero lo atienden, Vulpian y Grancher, sabiendo que la rabia es una enfermedad mortal, deciden llevarle el niño a Pasteur, que trabajando con perros rabiosos inoculaba a conejos y, posteriormente, les extraía la médula que era suspendida en un frasco de vidrio con aire desecado, y diariamente tomaba partes de ella, pulverizándola previamente, para inoculársela posteriormente a nuevos animales. Las médulas recientes eran las más virulentas y se iban atenuando cada día. Los perros eran inyectados diariamente con material más y más virulento.
El proceso estaba en plena fase experimental y la rabia, se sabía, era una enfermedad mortal, Pasteur era químico, no médico, ni cirujano, el dilema ético, era profundo. Cuenta Louis Pasteur el momento que vivió en su Informe a la Academia de 1885. "La muerte de este niño parecía inevitable. Decidí, no sin una vívida ansiedad como se puede entender, probar sobre Joseph Meister el método que he comprobado con un éxito constante en perros. Consecuentemente, sesenta horas después de las mordeduras, y en presencia de los doctores Vulpian y Grancher, el jovencito Meister fue inoculado bajo un pliegue de la piel con media jeringa de médula espinal de un conejo, que había muerto de rabia. La había conservado durante quince días en un frasco con aire seco. En los días siguientes, hice nuevas inoculaciones frescas. En total fueron trece. En los últimos días, inoculé a Joseph Meister con virus de la rabia de la máxima virulencia".
El pequeño Joseph Meister soportó las inyecciones y jamás presentó el menor síntoma de Rabia. El procedimiento resultó tan exitoso que 2.500 víctimas de mordeduras recibieron las vacunas contra la rabia en los 15 meses siguientes. Joseph Meister terminó trabajando como conserje en el Instituto Pasteur de Paris, que producía las vacunas.

Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).