Nuestra relación con el Mycobacterium tuberculosis es muy antigua. La tuberculosis es una de las primeras enfermedades humanas de las que tenemos evidencia. El bacilo acompaña al Homo sapiens sapiens desde el principio de su existencia. Se pensaba hace unos años que el Mycobacterium humano actual tenía origen animal, evolucionando a partir del Mycobacterium bovis, tras la domesticación de los animales que acompañó a la agricultura en el periodo Neolítico, pero comparando genomas bacterianos los investigadores demostraron lo contrario, que es la forma bovina, el M. bovis, la que deriva de la cepa humana, el M. tuberculosis.
La mayor diversidad de M. tuberculosis se encuentra en el África, lo que sugiere que el Mycobacterium se originó en este continente. Un artículo de Nature Genetics (2013), afirma que la bacteria tiene unos 70.000 años de existencia y apareció como el hombre en África y, luego, acompañó a los humanos modernos que salieron del África para poblar Europa y Asia y luego Oceanía y América. Investigadores europeos, en 2015, precisaron el origen del M. tuberculosis en Etiopía al nororiente de África. La cepa, concluyen los investigadores, no fue muy virulenta.
Otro artículo, Nature (2014), estudia tres momias peruanas que presentan lesiones asociadas a la tuberculosis pertenecientes a la cultura Chiribaya, en Perú, datadas entre los años 1028 y 1280, mucho antes del contacto con los europeos en el siglo XVI. Los análisis filogenéticos realizados muestran que las cepas de las momias peruanas están relacionadas con micobacterias de origen animal, exactamente con el M. pinnipedii que está presente en focas y leones marinos, que abundan en las costas del Pacífico peruano. Hace 2.500 años, focas y morsas contrajeron la Tuberculosis de otros animales en África y llevaron la tuberculosis hasta la costa suramericana, donde ocurrió la transferencia de la bacteria a los peruanos costeros, entre el año 700 y el 1000, según afirman los investigadores.
La otra entrada de la tuberculosis al continente americano fue a través de los bisontes, animales que atravesaron el estrecho de Behring desde Asia. La existencia de ADN del M. tuberculosis en restos óseos del bisonte norteamericano, durante el Pleistoceno, 17.500 años antes del presente, indica que el bacilo M. tuberculosis se diseminó en Norteamérica desde Asia por vía de los ungulados, es decir, mamíferos que tienen pezuñas, que cruzaron el estrecho de Behring, al igual que lo cruzó el hombre moderno, para llegar al continente que miles de años después le pondrán el nombre de América. En América no se ha encontrado tuberculosis humana en las primitivas poblaciones de cazadores recolectores, pero sí se reporta la aparición, desde Norte hasta Suramérica, de lesiones compatibles con tuberculosis en restos óseos de poblaciones agrícolas y sedentarias, que se dedicaban a la agricultura y convivían con animales domésticos.
En Colombia existe evidencia de tuberculosis, tanto en restos óseos como momificados de muiscas y guanes y en población prehispánica del Valle del Cauca, que presentan lesiones compatibles con la tuberculosis. Su ocurrencia, en tiempos prehispánicos, concluyen los investigadores, no fue de grandes proporciones.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).