A la especulación sobre la esencia de la enfermedad, el siglo XIX opuso el espíritu positivo que reivindica la experiencia y el acercamiento a la naturaleza. Para el historiador de la medicina Pedro Laín Entralgo, tres grandes corrientes de la medicina moderna, nacidas en el siglo XVIII, se construyen en el XIX y fundamentan la medicina de los siglos XX y XXI: las mentalidades anatomoclínica, fisiopatológica y etiopatológica.
La primera es la mentalidad anatomoclínica, que termina con dos mil años de humores de la medicina griega, situando la lesión en un órgano del cuerpo, que sufre cambios en su forma, estructura y función con la lesión: la alteración anatómica es causa de la enfermedad, que se observa en signos y síntomas en la clínica y se prueba en la autopsia. Esta relación entre las observaciones clínicas en el hospital, que implicó el desarrollo de la semiología y las lesiones orgánicas en el cadáver es fundamento de la mentalidad llamada anatomoclínica, clínica francesa o medicina hospitalaria, que mira en la muerte la vida, mientras la enfermedad toma cuerpo en el cuerpo humano. Se desarrolla en la Francia de la Revolución y del Imperio Napoleónico, centra en el hospital la atención y la enseñanza de la medicina a la cabecera del enfermo, sistematiza las autopsias, pasa del humoralismo al solidismo y del caso aislado al análisis estadístico y desarrolla las especialidades, una medicina vinculada con el sensualismo.
A principios del siglo XIX, París era la meca de la ciencia y la medicina. En 1794, el Directorio, ante los hospitales invadidos por curanderos y charlatanes, y la escasez de médicos (más de 600 médicos y cirujanos militares murieron en las guerras napoleónicas) reglamenta y restablece las escuelas de medicina con sus hospitales, erradicando el latín, dando becas y sometiendo a prueba a los profesores a su ingreso.
Morgagni es la piedra fundamental del pensamiento anatómico, plasmado en su obra De sedibus et causis morborum per anatomen indagatis (1761), que recoge 500 historias clínicas con protocolo de autopsia y comentarios epicríticos. Morgagni crea la anatomía patológica, agrupando síntomas alrededor del órgano lesionado, une la nosografía de Sydenham con la anatomía orgánica, creando la Anatomía Patológica.
La medicina clasificadora hizo posible el método anatomoclínico. Sydenham sostenía que para ayudar al enfermo era necesario deslindar y determinar su enfermedad, estableciendo un orden: la nosografía, a través del empirismo sistemático, que se basa en la observación clínica, dejando al lado la especulación, vincula la enfermedad con el ambiente y el comportamiento, clasificando las enfermedades en agudas y crónicas.
Boerhaave dio impulso al estudio de las ciencias, a la física y a la química, a la anatomía y la fisiología en la formación, reivindicando la experiencia que se adquiere a la cabecera del enfermo y no basándose en los textos clásicos. Se le conceden 12 camas en el hospital, seis de mujeres y seis de hombres, donde enseñaba a sus estudiantes a los que lleva a las autopsias, siendo precursor de la mentalidad anatomoclínica y fundador de la clínica médica. Se le conoce como el "primero de los clínicos" y como el "Hipócrates holandés" por retornar a la medicina hipocrática.
En Morgagni, todavía el síntoma es más importante que la lesión, recurrió a la investigación química y física y experimentó con animales. Relaciona el síntoma con la lesión orgánica, los órganos se convierten en el soporte concreto de la enfermedad (sede y causa). Es el primero en unir la práctica clínica y la disección del cadáver. La anatomía patológica se constituyó en paciente observación (autopsia significa ver por sí mismo) de miles de cadáveres disponibles a causa de las guerras.
Bichat crea la anatomía general, basada en la noción de tejido, dejando atrás la anatomía descriptiva basada en el órgano. Utiliza el método científico, la contemplación sensorial, la experimentación, la causalidad: el análisis sensorial. Bichat busca descomponer los órganos en sus elementos simples; describe 21 tejidos, un espacio nuevo, trans, intra e interorgánico obtenido a través de maceración, desecación, putrefacción, cocción y acción de químicos. La lesión es base de la clasificación, el hallazgo en el cadáver, el nuevo fundamento del saber médico.
Laennec, alumno de Bichat, sensualista y partidario del método anatomopatológico, inventa la auscultación mediata, publica De L´auscultation Médiate (1819). Auenbrugger, en 1761, utiliza la percusión: el oído muestra al clínico lo que está vedado a los ojos, la lesión orgánica explica los síntomas, el signo físico explica la lesión anatómica del órgano, parte del cadáver para reconocer los signos físicos, luego pasa al ser vivo con su estetoscopio, de skopein, en griego mirar -no oír-, para diagnosticar. Pinel, aplicando a la medicina el método analítico del sensualismo, crea su Nosografía Filosófica (1797), clasificando las enfermedades según la estructura anatómica afectada.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).