No faltaron guerras en la historia de Tunja, la peor fue la de 1861

Abel Fernando Martínez Martín | 30/01/2023 - 14:41 | Compartir:

En Tunja no faltaron guerras, ya en 1816 la reconquista española había dejado su violenta huella en la tapia pisada del Paredón de los Mártires. La independencia de Colombia se selló el 7 de agosto de 1819 en territorio de Tunja, con la Batalla de Boyacá, pero con la independencia no se acabaron las guerras, que caracterizan al siglo XIX colombiano.

No faltaron guerras en la historia de Tunja. La peor fue la de 1861
En el libro Anales de la Revolución. Guerra civil de las soberanías. Primera época, abril de 1857 a julio de 1861, Felipe Pérez Manosalva, escritor, político y periodista boyacense, miembro del liberal Olimpo Radical, presenta una descripción, en la primera parte, de la sangrienta guerra civil de Colombia entre 1857 y 1862, producto de odios entre liberales y conservadores, en disputa por modelos de país, el centralismo y el federalismo, educación pública laica, separación de la Iglesia y del Estado, libertad de los esclavos, de cultos y autonomía regional. La contienda civil de las soberanías, la única guerra civil de Colombia en la que el vencedor fue el bando insurrecto, que causó, en la Semana Santa de 1861, 400 muertos y 300 heridos en Tunja, terminó con el triunfo liberal y la proclamación de la Constitución federalista de Rionegro (1863) que le dio al país el nombre de Estados Unidos de Colombia, de 1863 a 1886. 

El siglo XIX transcurre entre guerras civiles que arruinan y desangran al país, que enfrentan a centralistas y federalistas, a conservadores y liberales, a proteccionistas y librecambistas, a esclavistas y abolicionistas, a clericales y anticlericales. La crisis económica se agravó, se cerraron escuelas y universidades, que se convirtieron en cuarteles, y profesores y alumnos, en soldados. El siglo transcurrió entre revoluciones, expulsiones y expropiaciones a las órdenes religiosas, concordato, abolición de la esclavitud, nacimiento de los partidos Liberal y Conservador, urbanización, apertura de rutas comerciales, creación de universidades, academias, cementerios, emancipación de la Corona española y creciente influencia comercial y cultural inglesa y francesa, con el Utilitarismo de Bentham, el Romanticismo, el Liberalismo y el Positivismo. 

Muchos conflictos bélicos se sufrieron en Tunja en el siglo XIX; varias veces las fuerzas de asalto se tomaron la ciudad, donde los campanarios se convirtieron en el lugar preferido de los francotiradores. Los rebeldes de la revolución de 1860, llamada Guerra de las Soberanías, atacaron la ciudad de Tunja, que no contaba en ese momento con un hospital. Según los historiadores académicos Rubio y Briceño, siete días duró la batalla: "fueron tantos los cadáveres que después de la jornada se hallaron en calles y casas, que los jefes vencedores resolvieron hacerlos incinerar, lo que se efectúo en el cementerio, en hogueras que se prendieron al efecto". 

En abril de 1861 los combates en la ciudad causaron 400 muertos, más que cualquier epidemia colonial. Tunja tenía 5.000 habitantes al principio del siglo y llega a los 10.000 a finales del XIX. Estos muertos de la Semana Santa de 1861 terminaron siendo incinerados en el cementerio público; así se registran en los libros de defunciones de las tres parroquias de Tunja los combates escenificados en la ciudad republicana, en enero y en abril de 1861: "a primero de enero de 1861 yo el cura vicario di sepultura eclesiástica a los cadáveres de Benedicto Sanabria, Claudio Morales, Pedro y Ciriaco Vargas, Domingo Ríos e Ignacio Pirachica, no se le administraron los sacramentos pues murieron en defensa del gobierno en la acción que tuvo lugar en esta ciudad el primero de enero... muerto a balasos... en los días de la guerra o ataque en esta ciudad que sucedió en el mes de abril de 1861, los Rojas enterraron en el cementerio y en el solar de la misma iglesia cuantos quisieron seguramente excomulgados, algunos porque no cumplían con las iglesias... murieron dando fuego a bala".

Felipe Pérez Mansalva, escritor, político, periodista y geógrafo boyacense miembro del Olimpo Radical, relata el aterrador balance de la más cruenta batalla entre centralistas y federalistas que ha tenido la ciudad en toda su historia, sucedida del 1º al 7 de abril de 1861; tras ella, se usa el cementerio para incinerar, en tenebrosa pira, los centenares de cadáveres que produjo: "Fueron tantos los cadáveres que después de la jornada se hallaron en las calles y casas que los jefes vencedores resolvieron hacerlos incinerar lo que se efectuó en el cementerio, en hogueras que se prendieron al efecto". 

El impresionante resultado de los combates en los siete días continuos fue de 400 muertos y de 300 heridos. Los Libros de defunciones parroquiales de la Catedral y de Las Nieves señalan que los solares de las iglesias fueron también utilizados como cementerios ante la cantidad de cadáveres dejados por los combates. En los libros de defunción los párrocos escriben en esos trágicos días de Semana Santa de abril de 1861: "enterraron en el cementerio y en el solar de la misma iglesia cuantos quisieron seguramente excomulgados algunos".

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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