En las familias de Tunja a principios del siglo XIX, nueve era el número más alto de hijos y existía una mayoría femenina. El 23 % de la población tenía menos de 10 años, en tiempos que la mayoría de edad se lograba cuando se cumplían los 25 años. Tunja alcanzaba los 5.000 habitantes al iniciar el siglo XIX y estaba bastante alejada de la prosperidad y el boato que tuvo la ciudad en los primeros tiempos coloniales, aunque seguía ocupando el mismo espacio urbano que ocupó la ciudad colonial.
En las familias de Tunja el promedio de personas por casa no era grande, era solo de cuatro a cinco. Existía en la colonial ciudad una mayoría de población femenina que se atribuye a las frecuentes guerras civiles que movilizaron a la población masculina. Existía una muy llamativa relación de ocho viudas por cada viudo tunjano, proporción que era de seis viudas por cada viudo en ciudades como Cali. Los Libros de Bautismo parroquiales muestran que los nacimientos ocurrían mayoritariamente en meses específicos, siendo menos en noviembre, diciembre, enero y febrero los nacimientos, debido a las prohibición religiosa de tener relaciones sexuales en tiempo de Cuaresma y de Navidad, sostiene el historiador Pablo Rodríguez. Los mestizos desde finales del siglo XVIII son la base social de las ciudades del Nuevo Reino.
En el periódico El Patriota editado en Tunja en enero de 1838, encontramos datos estadísticos que evidencian la directa influencia del hambre y la enfermedad en los datos demográficos de la Provincia de Tunja del siglo XIX: "En el año de 1835 a 1836 el aumento de población fue 7.288 personas mientras que en el siguiente solo ha alcanzado 5.000. La causa de esta desventaja fue a fines de 1836, la enfermedad de Sarampión, y a mediados de 1837, el hambre ocasionada por el rigor de las estaciones (...) En 1835 a 1836 murieron 4.499 personas, y en 1836 a 1837 han muerto 6.782."
El liberal Manuel Ancizar escribe a mitad del siglo XIX para la Expedición Corográfica: "Tiene Tunja 5.000 habitantes, y de ellos 237 moran en los cuatro conventos, siendo 162 las mujeres así encerradas. Calculando que sean 13 los sacerdotes seculares, resultan 250 personas, o el 5 por ciento de la población, viviendo del culto, lo que en ninguna otra ciudad de la república sucede."
Revisando los archivos de las tres parroquias de Tunja, encontramos que el 43 % de los niños bautizados en la primera mitad del siglo XIX están registrados como ilegítimos. Los hijos ilegítimos eran socialmente discriminados desde su nacimiento durante toda su vida, criados generalmente al margen de los legítimos, no eran herederos forzosos del padre, estaban excluidos de los cargos públicos, y no tenían acceso a los colegios, universidades, incluyendo no ser médico hasta la derogación de la norma en 1825, ni tampoco podían entrar en las órdenes religiosas, pudiendo sólo recuperarse la legitimidad si se realizaba el matrimonio de los padres. Las cifras de ilegitimidad alcanzan en Tunja durante el siglo XIX, en ocasiones, el 50 % de los bautizados.
Al analizar el comportamiento de los registros de bautismo con respecto a la legitimidad tenemos que, a pesar de que la proporción de legítimos siempre fue mayor, alcanzando en promedio en todo el siglo un 63 %, mientras que la de ilegítimos fue del 37 %. Más de la tercera parte de la población bautizada en Tunja durante el siglo XIX pertenecía al discriminado grupo social de los ilegítimos.
En 1875, el párroco de la Catedral Juan Nepomuceno Cifuentes deja consignada por escrito su explicación del fenómeno de la ilegitimidad en Tunja, en una nota de su puño y letra, que registra en el Libro de Bautismos: "Todos estos niños sin bendición son fruto de las doctrinas liberales."
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).