Virgen y mártir cristiana del siglo III, cuenta de ella La Leyenda Aurea, de Santiago de la Vorágine, que sus enemigos protegidos por el Gobernador de la ciudad de Alejandría, en ese momento parte de la provincia romana de Egipto, "lo primero que hicieron al apoderarse de la virtuosa virgen fue romperle todos los dientes con satánica crueldad", por ello, Apolonia, santa, mártir y virgen, fue considerada primero en Alejandría, luego en Roma, y más adelante en toda Europa, como la patrona de la dentistería y, a su vez, por eso su popularidad, como abogada protectora contra los frecuentes dolores de muelas.
Su fiesta se realizaba desde la Edad Media el día de su santo, el 9 de febrero, que se convirtió después en el día de los odontólogos. Posteriormente, la multitud enardecida contra los cristianos en la egipcia Alejandría, organizaron una hoguera para quemarla viva, a las afueras de las puertas de la ciudad, si no abjuraba de sus creencias cristianas. En un momento de descuido, Apolonia se liberó de sus captores y "saltó rápidamente por propia voluntad a la hoguera encendida y se inmoló".
Aunque Santiago de la Vorágine, en el siglo XIII, afirmaba que Santa Apolonia era "una virgen venerable, ya anciana", las representaciones de ella en la Historia del Arte son de una mujer joven y bella, generalmente con unas tenazas de las que usaron para las extracciones dentales los barberos y una palma que simboliza su martirio, conocidos cuadros sobre santa Apolonia fueron pintados por importantes artistas como el italiano Piero della Francesca o los españoles Valdés Leal y Zurbarán. La sucesiva iconografía de Santa Apolonia, a su vez, nos da una interesante visión de la evolución de las herramientas usadas por los dentistas desde la antigüedad.
En la actualidad, debido al tráfico impulsado por el gusto barroco por la reliquias muy querido por los jesuitas, se calcula le existencia de más de 500 dientes, piezas que se encuentran distribuidas por distintas iglesias, ermitas, templos, capillas y catedrales como la de Plasencia y la de Madrid en España; la catedral de Lisboa y la de Oporto en Portugal; las catedrales de Brindisi, Roma y Nápoles en Italia; las catedrales de Kilstett y Toulouse en Francia; y la de Tournai en Bélgica. Otros santos cristianos, 20 de ellos, son también considerados protectores de las odontalgias. San Laurencio protegía a los enfermos con dolores agudos de las encías y Santa Lucia, a quien se invocaba cuando salían las muelas del juicio.
Dice la leyenda que, en el último momento de su vida, la santa gritó a la multitud que quienes la invocaran cuando padecieran dolores dentales dejarían de sufrir, por eso, durante siglos se recurrió a ella como el único recurso existente para aliviar las molestias de los dientes y los dolores de muelas, muy frecuentes por la falta de higiene, lo que la convirtió en una santa muy popular en toda Europa, hasta que, a mediados del siglo XIX, la aparición de la anestesia y los calmantes condujeron a la pérdida de su inmensa popularidad ante la eficacia científica de los calmantes.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).