El símbolo de los barberos sangradores

Abel Fernando Martínez Martín | 26/02/2018 - 15:06 | Compartir:

El Regimen Sanitatis Salernitanum, el tratado más famoso producido en la medieval Escuela de medicina laica de Salerno, escrito en versos latinos, es un compendio de normas higiénicas, de nutrición, de hierbas medicinales y de otras indicaciones terapéuticas sugeridas por la misma Escuela y puestas al servicio de su doctrina en lenguaje popular.

El símbolo de los barberos sangradores
Barbero sangrador aplicando la sangría en un hospital del siglo XV y el símbolo de los barberos.

Sobre la práctica de la sangría, el Regimen Salernitanum afirma en su defensa: “La flebotomía es el principio de la salud. Afirma la memoria y la inteligencia, purga la vejiga, deseca el cerebro, calienta la espina dorsal, aclara el oído, contiene las lágrimas, alivia la inapetencia, purifica el estómago, invita a la digestión, induce al sueño, proporciona una larga vida y ahuyenta las enfermedades”.

La cantidad de sangre a extraer dependía de la enfermedad, de la constitución del paciente, de su temperamento, sexo y edad, estado general, estación del año y temperatura del cuerpo. Está fuertemente relacionada con unas horas determinadas, con unos días propicios de acuerdo con las fases de la Luna y con criterios astrológicos, que tenían que ver con la posición de los astros y la influencia de las constelaciones sobre la salud humana. 

A finales de la Edad Media, el médico árabe Avicena había relegado a Galeno y a Hipócrates y, su Canon, era el libro más consultado por los médicos de su tiempo. Los árabes enseñaban que la sangría debía realizarse a distancia de la parte enferma y en el lado opuesto del cuerpo, método llamado revulsivo, que contradecía la posición de los médicos hipocráticos y galénicos, quienes aconsejaban realizar la sangría lo más cerca posible de la lesión. La sangría era practicada en la Edad Media por los barberos sangradores, quienes establecieron en esa época su símbolo, que hoy persiste, en sus tiendas para sajar, que abrían quienes estaban autorizados para sacar dientes y extraer muelas, practicar sangrías, poner ventosas escarificadas y aplicar las sanguijuelas. 

Los barberos-sangradores se anunciaban colocando junto a la puerta de sus locales para sajar, un cilindro con bandas blancas, azules y rojas intercaladas, colores que todavía se utilizan para identificar a una barbería y que fueron pensados originalmente para reflejar con el color rojo, la sangre extraía mediante la sangría de las venas del paciente; con el azul, la sangre arterial y con el color blanco, representar las servilletas que utilizaban los barberos sangradores, para limpiar el derramamiento de la sangre sobre la piel del enfermo.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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