La historia de la sífilis

Abel Fernando Martínez Martín | 14/05/2018 - 16:46 | Compartir:

No está claro el origen de la sífilis, unos historiadores sostienen que es europea otros que es americana y que coincide con el regreso del segundo viaje de Colón que, en sus naos, además de oro, plantas y especies, hombres y animales exóticos, llevaba un cargamento de treponemas. El carácter contagioso de la sífilis y su rápida extensión en el Viejo Continente, se nota en los nombres atribuidos a la enfermedad en la primera mitad del siglo XVI: los franceses la llaman Enfermedad de Nápoles o Mal Italiano; los italianos, ingleses y alemanes, la llaman Mal Francés; los polacos la llaman la Enfermedad Alemana; los rusos la llaman el Mal Polaco; los turcos, el Mal Cristiano; los españoles le dicen Mal Americano; los japoneses la denominan Enfermedad China y, todos en latín, siguiendo al italiano Girolamo Fracastoro, la denominan: Morbo Gálico, que quiere decir, Enfermedad o Mal de las Galias, es decir, Mal Francés.

La Historia de la Sífilis
Grabado de médico renacentista italiano Girolamo Fracastoro (1478-1553) y portada interior de su libro sobre el Mal Francés.

El nombre "sífilis", inspirado en una historia del poeta latino Ovidio, nace en 1530, cuando aparece publicada, una oda didáctica escrita en latín, compuesta en verso por el humanista, médico, astrónomo y poeta del Renacimiento italiano Fracastoro, titulada La sífilis o sobre el mal francés, médico oficial del Concilio de Trento y compañero, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Padua, de Copérnico. En la introducción de su poema escribe: “quiero cantar un fiero morbo aparecido en nuestros tiempos, nunca visto en los siglos pasados”. Paracelso, atribuye la aparición de la sífilis al contacto sexual entre un leproso y una prostituta y recomienda el tratamiento con mercurio. Otros médicos la atribuyen a la conjunción, a finales del siglo XV, entre Saturno y Júpiter, bajo el signo de Escorpión, que rige los órganos sexuales. En el poema, Syphilus, pastor y cazador, ofende a los dioses olímpicos al cazar unas aves sagradas y Apolo lo maldice, enviándole como castigo una horrible enfermedad contra él y su pueblo. Fracastoro elogia las bondades terapéuticas del guayaco, que traían los españoles del Nuevo Mundo y exalta las virtudes del mercurio, fundamental para la curación. Aclara que el tratamiento es muy desagradable, pero que peor son la demencia, la parálisis y la muerte. La sabiduría popular afirmaba que “las enfermedades de Venus se curan con mercurio” y que: “Una hora con Venus, equivalía a una vida con Mercurio.” La Iglesia, vio en la nueva pestilencia un castigo divino, considera a la sífilis como una enfermedad enviada por Dios para que “los hombres eviten los pecados de la fornicación” y predica como único remedio la castidad. 

Fracastoro defiende la tesis de las causas naturales de la enfermedad contra la idea de que provenga de una maldición divina, defiende el origen francés de la enfermedad y la relaciona con la guerra del rey de Francia contra España, por la posesión del Reino de Nápoles, rechazando la tesis de que la epidemia tuvo origen en las carabelas españolas que retornaban del Nuevo Mundo, porque se difundió demasiado rápido. Los franceses ganaron la batalla y en el botín de guerra, además del respectivo saqueo, se llevaron el treponema, iniciando la dispersión de la epidemia, que se ganó el nombre de Mal Francés al ser distribuida por sus soldados, en su regreso a Francia. 

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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