Yuca brava, cianuro y robaindias

Abel Fernando Martínez Martín | 05/10/2023 - 04:27 | Compartir:

El sebucán, sibucán, tipití o matafrío es un complejo tejido tubular usado milenariamente por los indígenas amazónicos para exprimir la venenosa yuca amarga y sacarle el jugo lechoso, que contiene el tóxico acido cianhídrico, sustancia que rápidamente bloquea la cadena respiratoria impidiendo la oxigenación celular, produciendo la muerte por anoxia. Su descubrimiento está asociado a la colonización de la Amazonía por grupos horticultores, sucedido varios milenios antes de nuestra era. 

Yuca brava, cianuro y robaindias
Izquierda: sebucán de los kurripako, pueblo indígena del Vaupés que cuenta con diversos tipos de sebucanes: unos para exprimir frutos y, en especial, el sebucán tinulipi, que es el utilizado para exprimir la yuca amarga y extraerle el cianuro desde tiempos milenarios. Se elabora con tirite y con la técnica de sarga.
Derecha: uso del mismo sebucán, extrayéndole el cianuro a la yuca brava, pero en playa Najayo, en la República Dominicana.

El sebucán es un utensilio alargado y estrecho, de más o menos un metro, hecho con bejucos flexibles entrelazados. El tejido tiene forma cilíndrica y en uno de sus extremos se teje la boca invirtiendo la curvatura para formar una especie de oreja que permite sostener el aparato. En el otro extremo se forma una argolla por la que se introduce una larga vara que sirve de palanca. 

Al estirarlo longitudinalmente, el sebucán reduce su diámetro y exprime el contenido de masa de yuca brava hasta extraerle el venoso jugo, llamado Yare, que sale por los intersticios del tejido, quedando la harina de yuca seca y sin cianuro. Conseguido esto, se descuelga el sebucán y se toman los dos extremos, uno con cada mano, que se van aproximando, haciendo que el sebucán se comprima y se ensanche, dejando caer el cazabe, que queda listo para ser tostado.

La palanca, sobre la que se aplica el peso de una persona, le imprime al sebucán una gran presión lo que exige que éste sea elaborado en materiales de mucha resistencia, lo que implica un saber complejo que incluye conocimientos de física, resistencia de materiales, botánicos, toxicológicos y químicos. La elaborada técnica del tejido permite la plasticidad del sebucán. 

El procedimiento de elaboración del cazabe en la Amazonía no ha variado desde los testimonios de los cronistas desde el siglo XVI y todavía, el sebucán, es utilizado por diversos grupos indígenas de la Amazonía.

Para Guillermo Páramo, el tejido del sebucán conforma una botella de Klein, que en topología equivale a una superficie de una sola cara, sin un interior y un exterior diferenciados; puede imaginarse como el resultado de doblar el cuello de una botella de manera que atraviese la superficie lateral de la misma en algún punto y venga luego a unirse con el fondo, un objeto topológico en el que el interior se convierte en exterior creado por el matemático alemán Christian Felix Klein (1849-1923).

Los sebucanes son también coladores. En el lenguaje popular de Venezuela, al tejido espiral para extraer el zumo lechoso del cazabe se le denomina matafrío. Los sebucanes, muy parecidos a los matafríos, en cuanto a su función, difieren en el tejido, ya que este último es de una sola forma cilíndrica o tubular entrelazada y no necesita torcerse. También, los sebucanes, se utilizan para estripar ranas venenosas y obtener jugos de reptiles que servirán para las puntas envenenadas de los cazadores con cerbatana.

De todos los elementos de cestería utilizados en la elaboración de alimentos y que el hombre amazónico debe tejer para su mujer, el sebucán es el más complejo y, así, se dice que cuando un joven ha aprendido a tejer el sebucán ya se encuentra en condiciones de conseguir mujer. En vez de pedirle la mano, la toma por uno de sus dedos con un sebucán pequeño. Este es el simbolismo del sebucán en miniatura, conocido como robaindias o robamujeres. Un joven le pide a una muchacha que meta el dedo en el tejido y, al jalar el tejido, aprieta con más fuerza y retiene a la muchacha. Y la retiene para que sea su mujer y se dedique entre otras labores al trabajo de la yuca: rallar, exprimir, hacer mañoco y cazabe, los oficios emblemáticos de la mujer amazónica. 

Un invento tan característico y antiguo de las culturas amazónicas, una especie de robaindias sintético, elaborado en nylon y caucho y, por supuesto desechables, se está utilizando en instituciones de salud norteamericanas para sostener los dedos de las manos o de los pies en ciertas posiciones, aprovechando el milenario e ingenioso diseño creado por los pueblos amazónicos, que milenios después fue patentado por la empresa S. RONCI de NH, Estados Unidos.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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