En el pueblito de Isnotú, del andino estado Trujillo, en Venezuela, en humildes condiciones nació en 1864 quien sería una importante figura médica y se convertiría en santo popular, a quien se dio el nombre de José Gregorio Hernández. A los 14 años, viaja a Caracas donde obtiene el título de bachiller a los 20 años. Se inclinaba por el derecho, pero su padre lo hace cambiar y, José Gregorio, se decide por la medicina. Estudia con voracidad, disciplinado, logró una cultura enciclopédica; hablaba inglés, alemán, francés, italiano, portugués, dominaba el latín, era músico, filósofo y sabía de teología. Su aureola popular de santidad creó un mito que opaca su destacado papel en la Historia de la Medicina venezolana.
Su formación científica fue sólida. Se doctoró en medicina en la Universidad Central en 1888. El presidente Rojas Paúl, en 1889, decreta que se traslade a Francia a estudiar microscopia, histología normal y patológica, bacteriología y fisiología experimental, con beca de 600 bolívares al mes. Trabajó en los laboratorios de Charles Richet, Nobel de Fisiología y Medicina de 1913, en fisiología experimental. Terminados sus estudios, viaja a Berlín, donde estudia histología, anatomía patológica y bacteriología. En París compró un laboratorio de fisiología por instrucciones del gobierno. A Venezuela regresa en 1891, el gobierno decreta la creación de los estudios de histología, fisiología experimental y bacteriología. José Gregorio Hernández es nombrado director y catedrático.
José Gregorio Hernández es considerado el fundador de la bacteriología en Venezuela, fue profesor universitario de bacteriología en la primera cátedra de América. En 1893 publica en la Gaceta Médica de Caracas y luego en libro de 1906, su obra más importante, Elementos de Bacteriología, primer texto de la especialidad en Venezuela. Maestro insigne, en 1891 funda los estudios científicos experimentales en Venezuela, comienza la docencia científica con lecciones explicativas, observación de fenómenos vitales, experimentación, vivisección y pruebas de laboratorio. Introdujo el microscopio; coloreó y cultivó microorganismos; difundió la patología celular de Virchow y fue el primero en enseñar a tomar la tensión arterial a sus alumnos.
Escribió sobre la angina de pecho de naturaleza palúdica y estudió la cantidad de glóbulos rojos; sus datos, presentados en el I Congreso Médico Panamericano de Washington (1892), en franca discrepancia con las cifras europeas, son citados en el Debate sobre la Degeneración de la Raza, que se da en Bogotá en 1920. Estudia la neumonía fibrinosa demostrando que era una enfermedad común en Caracas. En 1910 escribe De la nefritis en la fiebre amarilla. Inició trabajos sobre el tratamiento de la tuberculosis con aceite de Chaulmoogra que comunica a la Academia en 1918. Estudió la bilharziasis, trabajo de gran importancia sanitaria. José Gregorio Hernández fue uno de los 35 fundadores de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela en 1904.
Dictó veintiún cursos universitarios teóricos y dos prácticos, que duraban un año. En 1912 agregó un curso de parasitología, usando los microscopios que trajo. En 1906 se jubiló, pero siguió enseñando. Se fue a La Cartuja en 1908 y regresó en 1909, cuando fue nombrado jefe del Laboratorio del Hospital Vargas hasta su muerte en 1919. Debido al cierre universitario, viajó de nuevo al Colegio Pío Latinoamericano en Roma, donde enfermó de tuberculosis, suspendió sus estudios religiosos y regresó a Venezuela. Entre 1914 y 1915 dictó sin remuneración clases de medicina. Entre 1915 y 1917 cuando reabrió la Universidad realizó cursos; en 1917 viajó a Estados Unidos a estudiar nuevas técnicas de bacteriología y estuvo en Madrid con Ramón y Cajal.
Es conocido como "el médico de los pobres", porque atendió gratuitamente centenares de pacientes durante la epidemia de gripe de 1918. También ejerció la medicina privada, tenía consultorio en su casa y lo atendía al mediodía. Escribió, además, artículos y narraciones fuera de su producción científica, como: En un vagón, Los Maitines, Visión de arte y Elementos de Filosofía (1912). Muere atropellado por un automóvil, en Caracas, en 1919. En junio de 2020, el papa Francisco autorizó la beatificación de José Gregorio Hernández, al reconocer un milagro atribuido a su intercesión.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).