Criminalística y Psiquiatría en el famoso Proceso Zawadsky

Abel Fernando Martínez Martín | 25/10/2020 - 17:08 | Compartir:

En 1933, en Cali, el político liberal y periodista Jorge Zawadsky, miembro de la alta sociedad del Valle, tras tomar unos tragos, dio muerte de un tiro en el corazón al médico Arturo Mejía Marulanda, también liberal, de 30 años, natural de Pereira, alegando que su honor fue mil veces ultrajado, pues el médico sostenía un romance con su esposa a la que había seducido, sometiéndolo a la burla y el escarnio público. Su abogado defensor fue la figura de la ciencia penal positivista, la criminalística y del liberalismo, Jorge Eliécer Gaitán, quien, en el Senado, se había hecho famoso al enjuiciar al gobierno conservador por su actuación en la masacre de las bananeras en 1928. 

Criminalística y Psiquiatría en el famoso Proceso Zawadsky
Fotografía del criminalista y líder liberal colombiano Jorge Eliecer Gaitán; carátula del primer cuaderno de la versión taquigráfica de las audiencias del Proceso Zawadzky, mostrando parte de la concurrencia en el atestado salón de audiencias del Palacio de Justicia de Bogotá en abril de 1935 y Miguel Jiménez López, dibujado por el caricaturista Rendón en 1934, como el doctor Caligari, personaje de la película El Gabinete del Doctor Caligari (1920), de Robert Wiene. 

El presidente Olaya Herrera ordenó el traslado del proceso Zawadsky de Cali a Bogotá. Los ojos del país estaban atentos al desenlace, en abril de 1935 se iniciaron las audiencias públicas con numerosa concurrencia, pues no sólo se jugaba el destino del reo, sino la carrera política de Gaitán quien montó una defensa reconocida como un clásico de la jurisprudencia colombiana, en la que concilia el interés por defender a su cliente con la oportunidad de hacer de la defensa una proclama ideológica, útil a su carrera política.

Su estrategia reposaba en dos argumentos: que a Zawadsky se le juzgaba con particular inquina por ser miembro de la aristocracia local, y que no había estado en su sano juicio cuando perpetró el crimen. Alegaba que el caso de su cliente era el de muchos que, dada la presión ancestral de los temperamentos raciales heredados, sucumbían a la violencia irracional y primigenia de su sangre cuando les poseía la ira. Gaitán, para demostrar esto, pues los médicos legistas de Cali cuando Zawadsky se entregó voluntariamente lo encontraron tranquilo sin manifestar ninguna anormalidad mental, solicitó el peritaje científico del doctor Miguel Jiménez López, reputado psiquiatra conservador, que conoció como adversario en sus lides parlamentarias, reconocido médico legista y teórico de la Degeneración de la Raza, presentado en el proceso como gloria de la ciencia colombiana y aclamado con aplausos por los asistentes. 

Jiménez López contradice el dictamen de los médicos legistas de Cali, citando a Morel: "para conocer las modalidades psicológicas de una persona, hay que estudiar las herencias normales o patológicas que en ella concurran, discriminar la acción de la sangre sana o desviada que haya recibido de sus progenitores y ver la manera como en el individuo en cuestión puedan manifestarse esas influencias atávicas, a las cuales no se puede escapar." Sostiene que, por parte paterna, concurren en Zawadsky la sangre eslava de su padre venido de una familia feudal rusa, con lejanos orígenes tártaros y mongólicos y, por parte materna, la familia Rebolledo de origen payanés "de alta posición social y pecuniaria" que presentaba "en muchos de sus miembros una intensa carga psicopática" con desequilibrios mentales y manifestaciones de locura consumada y una ligera mezcla de raza africana: "El amestizamiento de variedades étnicas muy divergentes en sus cualidades, siempre ha dado lugar a productos un poco aberrantes, en los cuales las anomalías y los desequilibrios aparecen de manera casi fatal." 

Tras encontrar en el examen físico que Zawadsky es insuficiente hepático, de constitución vagotónica, con marcada asimetría en el rostro por la oreja izquierda caída con respecto a la derecha y un diámetro exagerado del cuello, Jiménez López concluye: "Creo haber demostrado, con abundancia de razones y con citas de altas autoridades científicas, que en ciertas constituciones enfermas o que confinan con lo enfermizo, un choque emocional surgido en un día cualquiera de la vida, lejos de embotarse en sus efectos, queda anclado en las zonas de lo inconsciente y va creciendo y exaltándose a medida que los días pasan y que las condiciones exteriores coadyuvan a su persistencia. En Zawadzky las condiciones especiales de heredopsicópata y las perturbaciones de su equilibrio neuro-vegetativo creaban un terreno propicio a la producción de ese fenómeno, reconocido y registrado por la ciencia. Además, las circunstancias ambientes, tanto de familia como de medio social y los sucesos provocadores que ante su vista y ante su imaginación se desarrollaban a diario, todo conspiraba a conservar y a exacerbar en su ánimo aquel estado pasional que lo asaltó desde octubre de 1931 y que estalló en agosto de 1932".

Cuando terminada la audiencia el juez le pregunta al jurado: "¿El procesado Jorge Zawadsky es responsable, sí o no, de haber dado muerte voluntariamente a Arturo Mejía Marulanda, por medio de herida que le causó mediante arma de fuego…? No. Contestó el jurado por unanimidad de votos (…) todos gritan (…) todos aplauden."

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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