El medieval 'Fuego de San Antonio' sigue ardiendo en el siglo XXI

Abel Fernando Martínez Martín | 06/07/2020 - 10:37 | Compartir:

No todas las intoxicaciones se deben a planes criminales, muchas están relacionadas con el consumo de alimentos. Una tablilla asiria datada en el año 600 antes de nuestra era habla de una "pústula nociva en la espiga del grano" del centeno, pero ciento de años después, desde el siglo IX al siglo XIV, en plena Edad Media europea, era muy frecuente que se declararan epidemias de una enfermedad, especialmente en países como Francia, Rusia y Alemania, enfermedad que se presentaba tanto en la primavera como en el otoño, epidemia que recibió los nombres de Fuego sagrado, Fuego infernal o Fuego de San Antonio, porque en el siglo XI se fundan los monasterios de san Antonio Ermitaño, san Antonio Abad, para atender a sus víctimas. 

El medieval 'Fuego de San Antonio' sigue ardiendo en el siglo XXI
Este cuadro de 1568, pintado por el holandés Peter Brueghel (1525-1569), el pintor más famoso de Holanda en el siglo XVI se conoce como “Los mendigos” o “Los lisiados”. En él se puede observar a un grupo de cinco personajes mutilados y tullidos, que llevan sombreros y atuendos estrafalarios, personifican diferentes estamentos de la sociedad. La mitra el clero, un gorro de piel a la burguesía, la caperuza a los campesinos, el yelmo a los guerreros y la corona a la aristocracia. El cuadro ha sido relacionado con el Fuego de San Antonio y también con la Lepra.

La epidemia reaparecía con más intensidad durante épocas de hambrunas y carestías y siguió presentándose con menos intensidad y cada vez menos frecuencia hasta el siglo XXI. El Fuego de San Antonio, en unos casos afectaba las vísceras abdominales, originando un cuadro muy doloroso que llevaba rápidamente a la muerte, pero con mucha más frecuencia comprometía los miembros superiores e inferiores; la enfermedad atacaba a las embarazadas, produciendo abortos. 

La enfermedad se atribuía a un castigo divino por los pecados cometidos. La dolencia experimentó un notable auge durante la Edad Media en relación con los que peregrinaban por el Camino de Santiago, a Compostela en Galicia, peregrinos que procedían del norte y del centro de Europa, y eran atacados por el Fuego o Fiebre de San Antonio durante la peregrinación. Los peregrinos pedían a los clérigos de la orden franciscana de San Antonio, que tenían hospitales dedicados por entero a la atención de este mal a lo largo de la ruta, que tocaran sus extremidades con el báculo.

Los enfermos "atormentados por dolores atroces lloraban en los templos y en las plazas públicas”; la gangrena les corroía pies, manos, nariz y orejas, los enfermos sentían una angustiosa sensación de quemazón, las extremidades gangrenadas se tornaban negras y terminaban por desprenderse. Producía también alucinaciones y convulsiones. La inmensa mayoría sobrevivía, pero quedaban mutilados o deformados de por vida. 

Una gran epidemia de Fuego de San Antonio registrada fue la declarada entre campesinos en la Rusía de los Zares en 1888. La epidemia más notoria que se recuerda en la Historia de la Medicina en el siglo XX, exactamente en 1951, fue la que sucedió en Pont Saint Esprit, un pueblo de Francia, donde murieron cinco personas. En la región de Wollow, en Etiopía, a finales del siglo XX y también en los inicios del siglo XXI se han registrado varios brotes, en uno se registraron 93 casos de ergotismo gangrenoso, 47 de los cuales murieron.

En 1597, la Facultad de Medicina de la Universidad de Marburgo, en Hesse, Alemania, llegó a la conclusión de que la epidemia era producida a causa de la ingestión de pan de centeno -que era el pan de los pobres, pues solo las élites consumían pan blanco, el pan de trigo- contaminado con una micotoxina del cornezuelo, micelio de un hongo -Claviceps purpurea- que se desarrollaba en las espigas del centeno y provocaba la contracción de las fibras musculares lisas. El alcaloide principal del cornezuelo es la ergotamina, que es un pariente cercano de la dietilamida de ácido lisérgico, famosa droga psicoactiva conocida como LSD. La intoxicación por el cornezuelo de centeno se conoce hoy como ergotismo. 

No faltan en la medicina árabe los tratados sobre antídotos y venenos, como los de Al Razi, el de Gabir y el del judío español Maimónides, así como la utilización de la Piedra Bezoar. Bezoar es una palabra persa que significa antídoto, la piedra bezoar se obtenía del estómago de los rumiantes; en caso de envenenamiento la piedra bezoar era molida en un mortero y diluida en vino. Introducida por los árabes a Europa, la Piedra Bezoar, aparece frecuentemente en nuestras recetas coloniales.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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