Nació don Domingo Rota y Cuevas, poeta, literato, relojero, platero y, también, figura médica en la colonial Santafé, en el Nuevo Reino de Granada, en 1752, siendo hijo de José Rota y de Josefa Cuevas. Domingo Rota estudió gramática, latín y teología en la virreinal ciudad hasta 1770, año en que abrió una tienda de platería y se dedicó a la relojería, quedando a cargo del único reloj existente en la ciudad colonial, el de la Catedral, a la que le queda solo el reloj de la torre norte, que no funciona.
Una vez enfermó Domingo Rota gravemente y llamó al padre Abreo, que pertenecía a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, para que lo sangrara, pero no obteniendo ninguna mejoría, consiguió por su cuenta dos libros de medicina, uno del francés Pierre Pomme (1735-1812) y otro del médico andaluz Francisco Solano de Luque, llamado El Hipócrates español (1684-1738), y en ellos aprendió lo que sabía de medicina; es decir, aprendió a prescribir abluciones, nitro, ayudas de agua fría o de vino y de jabón, daba los tamarindos y el aceite vitriolado (ácido sulfúrico) y, también, a renegar de las prácticas médicas de su tiempo.
Atendió Domingo Rota a mucha gente en el campo y en la ciudad de Santafé, en donde se dedicó exclusivamente al ejercicio de su nueva profesión desde el año 1790 durante algunos años y, luego, pasó a la vecina ciudad de Tunja, en donde Rota y Cuevas vivió hasta su muerte en calidad de curandero, convirtiéndose, tras 40 años de ejercicio, en el más notable de los de su gremio en su tiempo.
Publicó Domingo Rota y Cuevas varias obras, unas de poesía y literatura como el: Devocionario para la corona de la Divina Pastora, El Trisagio y Un Soneto, escrito para el recibimiento de don Andrés Pinzón y, en el campo de la Medicina, conocemos su libro: Los casos felices y auténticos de medicina, que enseñan a curar males graves con simples medicamentos, publicado en la Imprenta de Vicente Baños en la ciudad de Tunja, un año antes de su muerte, por su hermano el sacerdote dominico fray Pedro Rota. Cuenta en su libro el curandero Domingo Rota que Camilo Torres le preguntó una vez si le decían algo porque curaba. Y cuando Domingo Rota le dijo que no, que nada le decían por lo que hacía, el prócer de la Independencia colombiana le expresó: “pues cure y no se meta en más".
Domingo Rota y Cuevas falleció a la edad de 79 años, en Tunja en 1831. En el periódico El Constitucional de Boyacá, No 20, publicado en Tunja el 15 de enero de 1832, se lee un Aviso que promociona su útil libro: “se vende un cuaderno cuyo título es Casos felices y auténticos de Medicina, enseña a curar males graves con simples medicamentos, se recomienda mucho su lectura sobre todo a los que viven en el campo y en los lugares poco poblados en donde no hay profesores ni botica y en los que por consiguiente les será sumamente útil.”
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).