Son numerosos los médicos que se han dedicado de lleno a la literatura en vez de ejercer la profesión médica que un día estudiaron, pocos en realidad pudieron combinar las dos actividades.
El escritor español, perteneciente a la Generación del 98, Pio Baroja, terminó su carrera de medicina graduándose con honores presentando una tesis sobre el dolor, inmediatamente puso una panadería para vivir y luego se dedicó de lleno a la literatura pues la panadería también fracasó. En México se destaca el escritor y médico Mariano Azuela, autor de Los de Abajo, quien fuera médico y cronista del ejército revolucionario de Pancho Villa. También fue médico y ejerció tanto la medicina como la literatura el célebre dramaturgo y escritor ruso Antón Chejov, quien murió de tuberculosis y es considerado el mejor autor de narraciones cortas que tiene la literatura universal. El famoso autor de Sherlock Holmes, el escritor inglés Sir Arthur Conan Doyle también fue médico y especialista en oftalmología. Sus conocimientos médicos aparecen frecuentemente manifestados en sus novelas en boca del inseparable compañero de Holmes, el doctor Watson.
También fueron médicos y literatos Mijaíl Bulgákov, dramaturgo y novelista soviético nacido en Kiev, donde estudió medicina y trabajó en el hospital militar. Durante la Primera Guerra Mundial, trabajó con la Cruz Roja en el frente. Bulgákov es autor del Diario de un joven médico; el chino Lu Sin, la figura más relevante de la literatura china moderna; el poeta romántico inglés John Keats, que también murió de tuberculosis en Roma; el novelista y diplomático brasileño Joao Guimaraes Rosa; el controvertido autor francés Louis Ferdinand Celine, el autor más traducido y popular de la literatura francesa del siglo XX con su famosa novela Viaje al fin de la noche; el escritor norteamericano Frank G. Slaughter, quien fuera cirujano en el Hospital Riverside de Jacksonville de 1934 a 1942 y luego participó como médico en la Segunda Guerra Mundial, para dedicarse a la medicina y la literatura al terminar la contienda. Fueron también médicos los novelistas británicos W. Somerset Maugham, quien nació en la embajada del Reino Unido en París; y el irlandés Oliver Goldsmith, conocido por su novela El vicario de Wakefield; el autor de Gargantúa y Pantagruel, el humanista francés del siglo XVI, Francois Rabelais y muchos médicos más que harían esta lista interminable.
En Colombia podemos mencionar a varios médicos que se destacaron por su producción literaria, muchos de ellos trabajaron también en el campo de la historia de la medicina con publicaciones: el profesor antioqueño Cesar Uribe Piedrahita; el cartagenero Alfonso Bonilla Naar; el tunjano Juan Clímaco Hernández, conocido como el Negro Hernández, quien fuera médico del Dispensario antivenéreo de Tunja y rector del Colegio de Boyacá; y el médico guerrillero y novelista Tulio Bayer Jaramillo, nacido en Riosucio, Caldas y formado en la Universidad de Antioquia, donde se gradúa en 1950 con una tesis sobre la Medicina Legal. En la dedicatoria Bayer escribió: "A todos los campesinos colombianos cuyos cadáveres ni siquiera sirvieron para hacer progresar la Medicina Legal colombiana".
También el psicoanalista y educador natural de Valledupar, José Francisco Socarras; el escritor, médico y diplomático nacido en Lorica Juan Zapata Olivella; y el profesor universitario, historiador del arte y de la medicina nacido en Asturias, España, Antonio Martínez Zulaica.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).