En un artículo publicado en la revista 'Science' indican que en medio de la crisis actual hay una avalancha de estudios de baja calidad.
Las crisis mundiales no son excusa para reducir los estándares científicos, especialmente cuando una investigación sólida es crucial para abordar las emergencias de salud pública, afirman Alex London, de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh en Estados Unidos, y Jonathan Kimmelman, de la Universidad McGill, de Montreal en Canadá, como se recoge en un artículo publicado en la revista Science.
Los autores del citado artículo científico sugieren que las urgencias de situaciones de crisis, como la relacionada con la Covid-19, requieren que investigadores, profesionales médicos, autoridades sanitarias y otros actores identifiquen los esfuerzos de investigación de baja calidad.
Como indican London y Kimmelman, a medida que evoluciona la pandemia global de Covid-19, científicos de todo el mundo emprenden investigaciones para abordar la crisis a tasas sin precedentes. Sin embargo, según los profesionales estos esfuerzos están amenazados por la percepción generalizada de que las emergencias de salud pública exigen excepciones a los habitualmente altos estándares de la investigación de alta calidad para que la ciencia sea factible en unos tiempos tan difíciles.
Este tipo de excepcionalidad en la investigación pandémica es evidente en la carrera de investigación sobre la Covid-19, aseguran. El resultado ha sido una verdadera avalancha de estudios de baja calidad, muchos de ellos publicados en servidores de prepublicaciones y sin revisión por homólogos, algunos de los cuales han captado la atención del público y los recursos de los responsables políticos, indican.
No obstante, London y Kimmelman destacan que los problemas para cuya identificación están diseñados los métodos científicos rigurosos no desaparecen sin más ante la urgencia. En última instancia, la proliferación de estos estudios mal diseñados amplifica el riesgo de desviar unos recursos ya escasos hacia pistas falsas y prácticas ineficaces, al tiempo que aumenta la incertidumbre sobre la mejor forma de tratar a los pacientes o de desarrollar intervenciones de salud pública, explican.
Ante este escenario, los autores presentan cinco criterios de calidad frente a la investigación científica en tiempos de pandemia: importancia, rigor, integridad analítica, transparencia y factibilidad. Las partes interesadas en investigación y salud pública tienen la responsabilidad de evaluar y clasificar los estudios que no cumplen con estas condiciones, combinando esfuerzos, trabajo y recursos para completar de manera rápida y eficaz investigaciones de alta calidad que tengan el mayor potencial para avanzar en la salud pública.
Acceda al texto completo publicado en la revista Science aquí.