Los estudios arqueológicos realizados en el Altiplano cundiboyacense evidencian que la dieta prehispánica era rica en proteínas, minerales y vitaminas de origen vegetal, además de una dieta de origen animal, que incluía pescado, aves, insectos y especies domesticadas.
En el Valle de Samacá en Boyacá, se ha identificado venado, curí, borugo, armadillo, peces y varias clases de aves; en lo que respecta a cultivos se describe el maíz, la papa, el frijol, las hibias y la ahuyama; la alimentación se caracterizaba por su variedad; los Muiscas consumían además: cubios, achira, arracacha, chúguas, sagú, mafafa; entre las frutas se tiene: guayaba, guanábana, anón, papaya, zapote, lulo, aguacate, piña, uchuva, curuba, granadilla, guamas, mora, chontaduro, pitahaya y tomate de árbol.
Estudios de paleodieta realizados en el Sur de la Sabana de Bogotá, a partir de muestras óseas obtenidas de 18 esqueletos muiscas del sitio arqueológico de las Delicias, que tiene una datación correspondiente a los siglos VIII al X de nuestra era y de 26 esqueletos muiscas del sitio arqueológico de La Candelaria, un poco más tardío, con fechas correspondientes a los siglos XII y XIII, además de utilizarse para la investigación material de 10 momias que están clasificadas como laches, guanes y muiscas evidencian que predominaba en el consumo de los Muiscas y sus vecinos de familia lingüística Chibcha, las plantas de tipo C4, es decir, alimentos como el maíz en la dieta vegetal, con relación a los tubérculos de altura, como las papas, las chúguas, las ibias y los cubios que son plantas de tipo C3.
Aproximadamente el 60% de la dieta prehispánica, revelan los estudios de paleodieta, era de origen vegetal, y el 40% de ella provenía de productos cárnicos. Después de la conquista, en tiempo colonial, se empieza a registrar una mayor dependencia en la dieta de los carbohidratos, y un menor acceso a proteínas, produciéndose un considerable desbalance en la dieta indígena tras la conquista europea. Bien adaptados bioculturalmente a su medio ambiente, las evidencias arqueológicas demuestran que los habitantes prehispánicos de Tunja tenían una alimentación variada, equilibrada y no sufrían de una nutrición defectuosa.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).