Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo (1747-1795) fue un médico ilustrado, que también fue abogado, periodista y político, ecuatoriano mestizo, nacido en Quito, quien fue uno de los precursores de la Independencia de la Gran Colombia, hace 200 años, como lo fue Nariño en el Nuevo Reino de Granada y Miranda en la Capitanía de Venezuela.
Su padre fue Luis de Santa Cruz y Espejo, un indígena quechua natural de Cajamarca, quien se desempeña como ayudante en el Hospital betlemita de la Misericordia de Quito, luego Hospital San Juan de Dios, hoy Museo de la Ciudad de Quito. Su madre María Catalina de Aldaz y Larrainzar, era mestiza.
Espejo empezó sus primeras letras en el Colegio jesuita de San Gregorio de Quito. Al ser expulsada, la compañía, del reino, continuó su carrera de medicina con los dominicos en la Universidad de Santo Tomás de Quito, en la que recibió su grado a los 20 años, en 1767. Eugenio Espejo continuó estudiando derecho civil y canónico y terminó su formación universitaria, tres años después, en 1770, licenciado en Filosofía, en Derecho y en Teología y doctorado en Medicina. Dominaba, el médico ilustrado, el español, el latín, el francés y el griego, y fue, ad honoren, el primer administrador de la biblioteca pública de Quito.
El 5 de enero de 1792 circuló, en la colonial ciudad de Quito, el primer periódico de su historia: Primicias de la Cultura de Quito, obra de un único redactor y director, el doctor Eugenio Espejo, lo que lo convierte también en el fundador del periodismo ecuatoriano.
En 1785 fue comisionado, el doctor Espejo, para escribir un estudio sobre la viruela: Reflexiones acerca de un método para preservar a los pueblos de las viruelas, que se presentaron en Quito en forma epidémica, en el cual culpó como responsable de las complicaciones de la peste a la falta de higiene, la desnutrición, los malos médicos del hospital y la pobre enseñanza escolástica dada en la Facultad de Medicina.
La devastadora epidemia de viruela obligó al cabildo quiteño, en septiembre de 1785, a solicitar a Espejo que retornara a Quito de su exilio en la vecina Riobamba y formulara un plan para prevenir a la Audiencia de Quito del mortal contagio. En forma inmediata, a partir de una propuesta del cirujano Francisco Gil, del Real Monasterio de San Lorenzo y de la Real Academia Médica de Madrid, cuatro mil ejemplares se distribuyeron en toda la América española.
En 1787 apareció en Quito un panfleto satírico contra el Rey de España, Carlos III. El presidente de la Audiencia de Quito condenó al doctor Espejo a viajar con una expedición militar al Amazonas y, como este no cumplió la orden, fue puesto preso y posteriormente expulsado del país. Viajó a Bogotá a pie y allí conoció al precursor Antonio Nariño y a otros miembros de la Tertulia Patriótica de Nariño.
Eugenio Espejo regresó a Quito en 1791. Después de tres años de exilio fue nombrado primer secretario de la Sociedad Patriótica de amigos del país o Escuela de la Concordia. Su obra Discurso sobre la necesidad de establecer una sociedad patriótica con el nombre de "Escuela de la Concordia", apareció en 1789. Espejo discutió sobre aspectos importantes de la ciencia ilustrada y sobre el método científico. Promulgó, el médico Eugenio Espejo, un sistema basado en la observación y en la experimentación científica para el estudio de las enfermedades. Publicó su obra Memorias sobre el corte de quinas en 1792.
Reconocido en su tiempo por su obra crítica y satírica, inspirada en la filosofía de la Ilustración, criticaba la carencia de educación en la Audiencia de Quito, el manejo económico del gobierno virreinal de los borbones, la corrupción de las autoridades de la Corona y varios aspectos de la cultura quiteña, por lo que, Espejo, fue vigilado, perseguido, desterrado por las autoridades y finalmente calificado de subversivo, acusado de impiedad y apresado por las autoridades.
Eugenio Espejo falleció en su natal Quito, el 27 de diciembre de 1795, cuando tenía 48 años, por causa de una disentería, adquirida en la prisión; su certificado de muerte fue registrado en el libro dedicado a los indígenas, mestizos, negros y mulatos. Hoy héroe ecuatoriano, su nombre se recuerda en el Hospital de la Universidad Central de Quito. Fue un ávido lector y literato, sabio y médico ilustrado americano, precursor de la Independencia de la Gran Colombia, del periodismo quiteño y de la higiene ilustrada ecuatoriana.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).