En 1635 se publica una obra póstuma de médico y matemático Thomas Fienus, Fieno o Feyens (1567-1631), hijo de médico, formado en las universidades de Leyden y de Bolonia, donde tuvo de profesor a Ulisse Aldrovandi. Se trata de una reedición de su obra titulada De viribus imaginationes tractatus, en castellano, Tratado sobre los poderes de la imaginación.
La creencia bastante popular y de larga duración, de que el poder de las emociones maternas, como el deseo por algo o el deseo voluptuoso por alguien, sufrir una fuerte impresión, encontrarse con una bruja, padecer un sobresalto, un susto, presenciar un fenómeno natural, o el miedo a algo o a alguien, pueden imprimir marcas o signos morfológicos en el feto de la mujer gestante sometida a la fuerte emoción, estaba muy extendida desde la época clásica. El poder de la imaginación en la mujer gestante llevaba a abortos, a malformaciones, a monstruosidades o alteraciones en la piel del recién nacido.
Esta creencia milenaria que se extiende hasta Aristóteles, a los tratados hipocráticos y al sintetizador de la medicina antigua Galeno de Pérgamo, quien sostenía que, en la mujer embarazada, la simple visión de una imagen era suficiente para alterar y cambiar el feto que tenía en su vientre.
La teoría psico-embriológica que reinó durante la Edad Media europea fue adoptada por varios filósofos renacentistas, como el platónico florentino Marsilio Ficino (1433-1499) y por Pietro Pomponazzi (1462-1525), profesor de la Universidad de Padua y el representante más famoso del aristotelismo de su tiempo, quienes la relacionaron íntimamente con la teoría tradicional de la imaginación o la fantasía. También se vincularon a esta teoría psico-embriológica el médico alquimista y iatroquímico Paracelso, el también médico y naturalista italiano Ulisse Aldrovandi y el cirujano francés Ambroise Paré.
Natural de la ciudad de Amberes, en Bélgica, Thomas Feyens o Fienus, quien fue profesor de medicina y de matemáticas en la Universidad de Lovaina, desde finales del siglo XVI hasta su muerte iniciando la cuarta década del siglo XVII, escribió una monografía que estaba dedicada al poder de la imaginación, a las fuerzas configuradoras de la fantasía materna, en el marco embriológico, obra que sigue siendo publicada en repetidas ocasiones tras la muerte de Thomas Fienus.
A pesar de las continuas críticas a las que esta antigua creencia fue sometida, la discusión sobre si existía alguna correlación entre las emociones o los deseos maternos y la conformación del feto que se encontraba en la gestación pervivió, durante la Ilustración y parte del Romanticismo, en las letras, en la cultura popular y en la literatura científica.
A partir de 1690, tanto la Royal Society de Londres, como su par, la Académie des Sciences de París, contemplaron en varias oportunidades, en sus sesiones académicas, la posibilidad que tenía la influencia de la imaginación y la fantasía maternas en el desarrollo morfológico del feto.
Thomas Fienus, en realidad, publicó una serie de obras embriológicas, el Tratado sobre las fuerzas de la imaginación apareció en Lovaina, en 1608, un libro de Fienus que estaba dedicado al conde palatino Ernesto de Baviera (1554 - 1612), quien además era arzobispo de Colonia y príncipe - obispo de Lieja, quien fue también, un ferviente mecenas de la nueva medicina paracelsiana y de la alquimia. La obra del médico belga Thomas Fienus fue reeditada en repetidas ocasiones durante el siglo XVII, registrándose una nueva edición en Londres en 1657.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).