La citogenetista norteamericana Barbara McClintock (1902-1992) fue la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, galardón que obtuvo en el año 1983 por investigaciones que había llevado a cabo tres décadas antes, además de ser la única mujer que ha recibido el Premio Nobel de Medicina en solitario, sin compartirlo con otros investigadores. Desde el primer Nobel, que empezó con el siglo, había sido para hombres y, desde 1962, el Premio fue compartido siempre por dos o tres científicos.
Gracias a una beca de la Fundación Guggenheim (1933-1934), investigó en el Instituto Kaiser Wilhelm de Berlín y en el Instituto de Botánica, de Freiburg, en Alemania. La beca se vería frustrada por el ascenso del nazismo, motivo por el cual regresó a Estados Unidos. Sus investigaciones en genética del maíz, que empezaron en los años 40 del siglo XX, al principio no fueron reconocidas por su novedad y, por supuesto, en esa época, por el hecho de ser mujer.
McClintock desarrolló técnicas para visualizar y caracterizar lo cromosomas de maíz e inicia la cartografía genética. Describió por primera vez la recombinación genética; es decir, los entrecruzamientos entre cromosomas homólogos durante la meiosis, que se producen durante la reproducción celular. Por sus trabajos con la genética del maíz, Bárbara McClintock fue aceptada como miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos en 1944 y, en 1945, fue elegida presidente de la Sociedad de Genética de América (Estados Unidos).
Desde sus inicios, McClintock se dedicó a estudiar el genoma del maíz; lo que descubrió más adelante fue que algunos de los elementos genéticos podían cambiar de posición en los cromosomas, para así activar o desactivar otros genes adyacentes o que estaban relacionados; la primera evidencia de que los genes, que hasta ese momento se consideraban fijos y estáticos, cambiaban de posición, de ahí su apodo de "genes saltarines". En su artículo de 1950, The origin and behavior of mutable loci in maize, se refirió a estos genes como "elementos controladores", capaces de modular, de activar o de desactivar, la expresión de otros genes.
En 1957, Bárbara McClintock recibió financiación de la National Science Foundation y de la Fundación Rockefeller con el fin de iniciar su proyecto para estudiar la diversidad genética del maíz en América del Sur. El Comité Nobel reconoció, tardíamente, en 1983, que sin sus fundamentales aportaciones no hubieran sido posibles los desarrollos de la genética, cuando en los años 40 todos creían en la estabilidad de los genes. En ese año recibió el Premio Nobel de la Paz el sindicalista polaco Lech Walesa y el Nobel de Literatura británico William Golding.
Hija de médico, Bárbara McClintock nació en 1902 en Hartford, la capital del estado de Connecticut, en Estados Unidos. Desde los tres años vivió con su tío en Brooklyn, Nueva York, donde terminó su educación secundaria y, como mostraba interés por la ciencia, decidió continuar sus estudios superiores en el campo de la botánica en la Universidad de Cornell del Estado de Nueva York, en 1919, graduándose en 1923.
Su interés por la genética vegetal surgió en 1921 durante el curso dirigido por el genetista y mejorador vegetal C.B. Hutchison, quien la invitó a participar en el curso de genética para graduados de 1922, dedicándose, de ahí en adelante, de lleno, a la genética. Obtuvo su maestría y su doctorado en botánica en los años 1925 y 1927.
Bárbara McClintock fue también profesora de Botánica e investigadora de la Universidad de Cornell. También trabajó en la Universidad de Missouri y en el Instituto de Tecnología de California y fue asesora del programa agrícola de la Fundación Rockefeller e investigadora del Instituto Carnegie de Cold Spring Harbor, en el estado de Nueva York, hasta su jubilación en 1967.
McClintock recibió, en reconocimiento a su labor, 14 doctorados honoris causa en Ciencia y uno más en Humanidades. En 1971 recibió la Medalla Nacional de la Ciencia otorgada por el presidente Richard Nixon. En el 2005, el Servicio Postal de los Estados Unidos imprimió una serie de estampillas conmemorativas de científicos estadounidenses y, en ellos, aparece Bárbara McClintock. Un pequeño edificio de la Universidad Cornell, un laboratorio del Cold Spring Harbor y una calle del parque científico de Berlín, en Alemania, ostentan, en reconocimiento a su labor científica, su nombre.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).