María Tifoidea, la cocinera condenada a comer sola por ser portadora sana

Abel Fernando Martínez Martín | 24/01/2022 - 14:33 | Compartir:

La cocinera irlandesa Mary Mallón, conocida como María Tifoidea, se convirtió, por la amplia notoriedad que le dieron, a la noticia y al personaje, los medios neoyorquinos, en una de las mujeres más vilipendiadas de Estados Unidos a inicios del moderno siglo XX. María Tifoidea se convirtió en un caso paradigmático, al ser la primera portadora asintomática identificada de la fiebre tifoidea. Solo se pudieron realizar los exámenes requeridos tras la intervención de funcionarios del Departamento de Salubridad y la Policía, que consignaron lo difícil que fue lograr la muestra de Mary Mallon, a la que describió el médico como una mujer de mal carácter, obstinada y muy solitaria.

María Tifoidea, la cocinera condenada a comer sola por ser portadora sana
Izquierda, ilustración que representa a María Tifoidea rompiendo calaveras en una sartén, aparecida en 1909 en The New York American y, arriba a la derecha, fotografía del ingeniero sanitario George Albert Soper (1870-1948), protagonista de la historia de los portadores asintomáticos y North Brother Island, donde fue forzada a permanecer en cuarentena en dos ocasiones por más de un cuarto de siglo María Tifoidea. *NY State Archives.

Después de pasar semanas en un cuarto aislado de un hospital, se determinó que Mary Mallon sería llevada a un centro médico ubicado en la pequeña isla North Brother, para comenzar su rigurosa cuarentena. De 1907 a 1910 vivió, forzada, la portadora sana en una cabaña anexa, a donde le llevaban los alimentos para que ella pudiera cocinar y comer sola.

Mary Mallon, en 1909, demandó al Departamento de Sanidad de Nueva York y el caso llegó hasta el Tribunal Supremo, que se negó a liberarla con el argumento de que se "debe proteger a la comunidad contra la reaparición de la propagación de la enfermedad", pero un nuevo comisario de sanidad la liberó, a principios de 1910, con la condición de que dejara de cocinar o manipular los alimentos de otros. 

Mallon nunca reconoció culpa por los contagios de fiebre tifoidea e intentó recuperar su libertad desde la primera cuarentena. Marginada y criticada, María Tifoidea llegó a cambiar de nombre para poder seguir trabajando en lo que sabía, la cocina y lo hizo cinco años más utilizando dos nombres. María Tifoidea cocinó nuevamente para un hotel, un restaurante de Broadway, un balneario y una pensión. Cuando un brote de fiebre tifoidea infectó a 25 personas en el Hospital de Maternidad Sloane, en 1915, volvieron a llamar al ingeniero sanitario George Albert Soper del Departamento de Salubridad de Nueva York, para investigar, quien descubrió que la cocinera, la "señora Brown", era en realidad, la misma María Tifoidea. Descubrió que Mallon trabajaba en una casa de Park Avenue; cuando se encaró con la cocinera de 37 años y le presentó sus pruebas, exigiéndole exámenes de laboratorio, ella amenazó a Soper con un tenedor de trinchar.

Enviaron a la famosa médica Sara Josephine Baker, defensora de la higiene y la salud pública, para que convenciera a Mallon de que proporcionara las muestras, pero también la ahuyentó. Baker y cinco agentes de policía acompañaron a Mallon a un hospital donde, tras un intento de huida, dio positivo como portadora de Salmonella typhi

La pusieron en cuarentena nuevamente en la casita del islote North Brother, en la costa del Bronx, a donde fue regresada. Los médicos le informaron a Mallon que la única cura era la extirpación de la vesícula biliar, pero María Tifoidea rechazó la operación. En 1915 empezaron así otros 23 años de cuarentena forzada de María Tifoidea, que concluirían con la muerte de la portadora asintomática tras un accidente cerebrovascular, de nuevo en cuarentena en la cabaña, cocinando para ella sola, paradójico designio para una cocinera.

"La historia de María Tifoidea pone de manifiesto lo difícil que es enseñar a las personas infectadas a evitar infectar a otros", advirtió George Soper. Para cuando murió María Tifoidea, en 1938, las autoridades de Nueva York habían identificado más de 400 portadores sanos de fiebre tifoidea, pero no obligaron a ninguno a recluirse. 

Solo nueve personas asistieron al funeral de María Tifoidea en la iglesia de San Lucas, en el Bronx, que murió, tras una larga cuarentena forzosa, en Nueva York, en noviembre de 1938. María Tifoidea nunca admitió ser portadora de la fiebre tifoidea, pues nunca presentó síntomas de la enfermedad y es posible que, sin educación, nunca llegara a creer que lo fuera.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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