"El garrotillo", el doctor Marañón y Goya

Abel Fernando Martínez Martín | 19/04/2024 - 09:45 | Compartir:

El arte y la medicina se han encontrado muchas veces a través de la historia. El conocido pintor y grabador español Francisco de Goya y Lucientes (1746-1928), ya en los sesenta años de vida, medio sordo, en plena Guerra de Independencia de España contra la invasión napoleónica, entre 1808 y 1810, pintó un óleo sobre lienzo que pertenece a una colección particular de los herederos del médico español Gregorio Marañón, quien fuera propietario del cuadro y quien, además, le cambió de nombre, llamándolo El Garrotillo, nombre popular de la difteria en España, que hace alusión al garrote o garrote vil, máquina mediante la cual se le aplicaba la pena capital a los condenados a muerte en la península y en sus colonias. 

"El garrotillo", el doctor Marañón y Goya
Este óleo de 80 por 65 cm, obra del pintor y grabador español Francisco de Goya y Lucientes, pintado a principios del siglo XIX,
une el arte y la medicina. Llamado originalmente El Lazarillo de Tormes, representa al ciego que maltrataba y malalimentaba a Lázaro, metiendole los dedos en la boca al pícaro, en busca de comprobar que se había comido, a escondidas, una longaniza. El doctor Gregorio Marañón vió un adulto intentando retirar las pseudomebranas que produce la difteria al niño, que se está ahogando. 

El garrote vil provocaba la compresión del cuello del condenado, la difteria producía, al parecer, pseudomembranas en las vías respiratorias superiores, una asfixia lenta, por lo que, a la enfermedad epidémica en España, se le relacionó con la forma de ejecución.

El cuadro muestra un interior oscuro, iluminado por un fuego en la parte inferior derecha, y un hombre mayor, que parece que está ciego, quien sujeta a un niño entre sus piernas. El ciego sostiene el cuello del niño con una mano y con la otra le introduce los dedos para inspeccionar el interior de la boca. El cuadro, llamado por Goya El Lazarillo de Tormes, es una obra que se considera, tras el análisis de los inventarios del pintor español, realizado en la segunda mitad del siglo XX, como la representación de un episodio que pertenece a la novela picaresca anónima, La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, cuya primera edición es de 1554. 

El cuadro de Francisco de Goya parece representar un episodio de la novela que refleja la sociedad española del siglo XVI, en el que el ciego, al que le había puesto a su servicio la madre de Lázaro, al quedar huérfano de padre, y que además de tratarlo mal le daba poca comida, le abre la boca al joven lazarillo para poder olfatearla y comprobar, de esta manera, si el pícaro lazarillo era culpable de haberse comido una longaniza, que el ciego le había entregado para cocinar para los dos y que Lázaro se había robado, comido y sustituido por un nabo para que el ciego no lo notara. 

Al cuadro de Goya se le sigue conociendo popularmente como El garrotillo a causa de Gregorio Marañón (1887-1960), un prestigioso médico, historiador, escritor y político español a quien le regalaron este cuadro y quien imaginó ver en él prácticas populares que pudieron utilizarse en la España del siglo XVI para aliviar a los afectados por la difteria, que abundaba, dando al cuadro de Goya su popular nombre. 

La difteria es una enfermedad infectocontagiosa, aguda, epidémica, ocasionada por una exotoxina del agente causal, el Corynebacterium diphtheriae, conocido también como bacilo de Klebs - Löffler. La enfermedad epidémica se caracteriza por la aparición de falsas membranas o pseudomembranas firmemente adheridas en las superficies mucosas de las vías respiratorias y digestivas superiores.

En el óleo pintado por Francisco de Goya, el hombre mayor, con los párpados cerrados, está tratando de quitarle la membrana o, también, sostiene un instrumento, previamente calentado en el fuego, para cauterizar el tejido, mientras inmoviliza al niño, vestido con harapos y medio desnudo, entre sus piernas, que pasa por un mal momento. 

Era terrible ver cómo se asfixiaban los niños por la difteria y fueron muchas las personas que intentaron, en esas épocas, despejar las vías respiratorias superiores quitando las pseudomembranas, con los dedos o con un instrumento, como parece estarlo haciendo el adulto con el niño representados en el cuadro de Goya.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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