Walt Whitman, enfermero voluntario en la Guerra Civil estadounidense

Abel Fernando Martínez Martín | 13/03/2023 - 17:38 | Compartir:

Walter Whitman, conocido como Walt Whitman, fue un escritor, periodista y poeta, reconocido como el padre de la moderna poesía estadounidense y considerado uno los más influyentes escritores norteamericanos, fue llamado el padre del verso libre, aunque no se lo inventara. Miembro de la primera generación estadounidense tras la Independencia, hijo de inmigrantes, de padre alemán y madre holandensa, Walt Whitman, nació en Nueva York en 1819 y murió en Camden, Nueva Jersey en 1892, a los 73 años.

Walt Whitman, enfermero voluntario en la Guerra Civil estadounidense
Fotos de la Biblioteca del Congreso, en Washington.
Derecha: tomada hacia 1861, cuando inicia la Guerra de Secesión norteamericana.
Izquierda: ya mayor, en 1877, del poeta norteamericano Walt Whitman, que escribió en base notas que consignó en cuadernillos escritos a lápiz y manchados de sangre, sobre las impresiones y reflexiones producidas en forma de diario de la guerra civil, mientras realizaba la atención de los heridos y enfermos que llegaban por miles a los hospitales militares del ejército del norte, que atendiera, como enfermero voluntario entre, 1862 y 1865, experiencia vital en su vida: "la lección más profunda de mi existencia", según él mismo escribió.

Su obra cumbre en poesía es Hojas de hierba, que contaba con 12 poemas; un libro cuya primera edición, en 1885, pagó él mismo y cuando murió, de tuberculosis en 1892, ya tenía 400 poemas y era una obra de cuarenta años de constante escritura y reescritura a lo largo de su vida. Hojas de hierba es un libro en sus inicios descrito como obsceno, por sus abiertas referencias a la homosexualidad.

Desde inicios de la década de 1850, Walt Whitman empezó a visitar hospitales en su natal Nueva York, yendo a ver a sus amigos los conductores de tranvías de Broadway; este fue su primer acercamiento a la enfermería. Whitman aprendió a curar heridas, asistió a cirugías y sostenía que hubiera querido ser médico, aunque, como poeta de cuerpos y almas, se consideraba, un "sanador de almas”".

En la guerra civil norteamericana Whitman se convirtió en enfermero voluntario, en torno a la ciudad de Washington, tras ver en una lista de heridos de la guerra a su hermano, lo que resultó ser un error. Escribe en su diario, donde redactaba a lápiz sus observaciones y reflexiones, en un "sangriento cuadernillo". El poeta, convertido en enfermero (unas tres mil mujeres sirvieron como enfermeras voluntarias), sostiene que atendió personalmente a 80.000 soldados heridos y enfermos entre 1862 y 1865, en la Guerra de Secesión, que, dice, causó un millón de muertos; 250.000 soldados del sur y 350.000 del norte murieron en la contienda civil. 

En promedio, las muertes en el campo de batalla igualaban a las muertes causadas por las heridas y las muertes por enfermedades doblaban a las anteriores reunidas. La cirugía más practicada, la amputación. Enfermeras negras, en total 430, estaban destinadas a atender exclusivamente a los soldados afroamericanos del ejército norte. Sobre los hospitales del ejército, en 1862, escribe: "todo se ha improvisado, no hay organización, todo es deplorable". Al visitar un hospital improvisado en una casona, que recibía solo a los enfermos más graves, describe: "una pila de amputados pies, piernas, brazos, manos, etc., carga suficiente para un carro de un caballo. Cerca yacen varios muertos", cubiertos con cobijas de lana parda. "Son miles los heridos (mueren cientos cada día) en los hospitales de campo, meras tiendas de campaña, a veces muy deterioradas… no hay catres; es raro ver siquiera un colchón. Hace mucho frio, la tierra está congelada". 

Estados Unidos contaba con 1.500 cirujanos al inicio de la Guerra. En 1865, al final de la contienda, había 13.000 doctores de campo en el ejército del norte y 4.000 en el del sur. Carruajes tirados por cuatro caballos servían de ambulancia. Los cirujanos con las mangas arremangadas, sus delantales embarrados de sangre y el cuchillo entre los dientes, escribe un comandante del Norte. La dieta, cerdo salado y galletas duras. 

"No es inusual que los heridos permanezcan tirados así en el campo de batalla, durante uno, dos, o incluso cuatro a cinco días". Walt Whitman los acompañaba, los animaba, les leía la Biblia, les escribía las cartas, les llevaba periódicos, lápices y papel, conservas, frutas, galletas, tabaco y pequeñas cantidades de dinero: "Cada vez me sorprende más la muy grande proporción de muchachos entre los 15 y los 21 años en el ejército… la proporción era aún mayor entre los sureños", escribe.

"Las amputaciones, los rostros azulosos, las vendas con sangre coagulada, el olor de las heridas y la sangre, y más de un hijo que fallecía entre extraños sin recibir ninguna atención". Sobre las enfermedades consigna la fiebre tifoidea, fiebres en general, diarrea, gripes, bronquitis, reumatismo, infecciones y pulmonía: "Hay dos veces más de enfermos que de heridos. Siete a diez por ciento de los enfermos muere". Menciona el uso de la morfina. Concluye que parecía que el norte y el sur de los Estados Unidos fuera "un vasto hospital central" y califica su experiencia como enfermero en la Guerra de Secesión norteamericana como: "la lección más profunda de mi existencia".

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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