Ante el casto precepto moral del clásico filósofo chino Confucio de que no podía existir, en el marco de la relación médico-paciente, ningún contacto por parte del médico con las zonas más íntimas de la mujer, aunque ésta estuviera enferma, dice la historia, que se mezcla siempre con la leyenda, que la antigua medicina China pasó entonces al diagnóstico por el pulso exclusivamente en la artería radial de la muñeca femenina, al uso de la acupuntura en el antebrazo y a la utilización de unas pequeñas estatuillas, conocidas como las muñecas diagnósticas.
Estas artísticas muñecas eran elaboradas generalmente en marfil, pero también en otros materiales como jade, ámbar, alabastro, bronce, lapislázuli o madera, y se usaron para mejorar la comunicación entre la paciente, que no se podía ver, y el médico que necesitaba una forma alternativa de acceder al conocimiento indirecto del cuerpo de la mujer enferma. Los médicos la llevaban cuando iban al examen y las pacientes ricas tenían sus muñecas propias. Estas muñecas diagnósticas, que se han convertido en preciados objetos de coleccionismo y que se encuentran en los museos más prestigiosos del mundo, se usaron en China y en otras partes de Asia bajo su influencia desde el siglo XV, en tiempos de la Dinastía Ming (1368-1644), y se siguieron utilizando en la medicina china hasta mediados del siglo XX.
Las estatuillas, que no tienen color en el cuerpo, representan a una mujer desnuda que está en decúbito supino o en decúbito lateral; todas las muñecas diagnósticas chinas, adoptan la misma pose: están siempre apoyadas en el brazo izquierdo, con el otro brazo cruzado sobre el cuerpo y, a veces, sobre un sofá o una cama. Además de la forma funcional, adecuada para el diagnóstico anatómico indirecto, muchas de estas muñecas de marfil muestran adiciones estéticas que incluyen joyas, aretes, moños, abanicos y zapatos; algunas de las figuras tienen el cabello teñido, generalmente pintado con laca.
En las muñecas diagnósticas más antiguas de China, la mujer se representa con los característicos pequeños pies puntiagudos, considerados como bellos, que representan la dolorosa práctica de vendar los pies a las mujeres desde niñas; práctica que también fue común en la China hasta el siglo XX. Las figuras suelen medir entre 75 mm y 155 mm de longitud.
Las mujeres podían señalar en la muñeca diagnóstica de marfil, jade o madera las partes de su cuerpo afectadas por la enfermedad o por el dolor, en vez de mostrar su propio cuerpo o utilizar sus palabras para describirla. Hay que recordar que las interacciones entre médico y paciente se realizaban indirectamente, se hablaba a través de otro, siempre detrás de un biombo de bambú y varios velos, que impedían al médico ver a la mujer enferma. El médico chino solo podía tomar el pulso en la muñeca de la enferma (la medicina china reconoce entre 28 a 30 tipos de pulso) y recibir de ella la muñeca indicando la localización anatómica del mal a su médico.
El doctor Edwar H. Hume, quien llegó a China en 1905 con el fin de organizar una escuela de medicina occidental, escribió su experiencia cuando una mano de mujer, tras la cortina, le ofreció una muñeca diagnostica de marfil marcada: "No se considera decoroso que una dama china de elevada condición sea examinada por un médico y, por lo tanto, me entregó una figura de marfil, en la que aparecen señales sobre el pecho y el abdomen, para indicar la localización exacta del dolor".
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).