Desde finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII se produjo la expansión de la orden Betlemita, encargándose de 15 hospitales: unos fundados por ellos, otros existentes, pero puestos bajo su administración. Las necesidades de la atención a enfermos en otros territorios americanos provocaron la expansión y la consolidación de la orden en los dos principales virreinatos, el de la Nueva España y el del Perú, con la fundación de hospitales en ciudades como Lima, Cajamarca, Piura, Trujillo, Cuzco, Chachapoyas y Huaraz, entre otros.
En el virreinato de la Nueva España los betlemitas fundaron el Hospital de Nuestra Señora de Belén en Ciudad de México, en 1675, y tuvieron hospitales como el de Belén en Puebla (1682), el de Guadalajara, el de Nuestra Señora de Guadalupe en Oaxaca (1678), el del puerto de Veracruz, el de Querétaro, el de Nuestra Señora de Belén en la ciudad de Guanajuato (1732), el de Tlalmanalco (1678) y el de Perote.
A inicios del siglo XVIII llegaron, los betlemitas, a la isla de Cuba y se establecieron en La Habana en 1704. En 1748 llegaron a Argentina, instalándose en Buenos Aires y, en 1761, en Córdoba, al tiempo que se consolidaron también en las islas Canarias y en el continente. El hermano mayor era el que dirigía el convento hospital y era, a su vez, el enfermero mayor.
La congregación Betlemita estaba divida en dos provincias: la del virreinato de la Nueva España, que incluía la capitanía de Guatemala, y la del virreinato del Perú. En el primer cuarto del siglo XVIII tenían, los betlemitas, 16 fundaciones y 10 más en el Perú, en Lima (dos hospitales), Huaraz, Trujillo, Cajamarca, Chachapoyas, Piura, Cusco, Quito, del que se extendieron al Hospital San José de Popayán (1740), en la actual Colombia, y a Potosí, en la actual Bolivia.
En la Nueva España, los betlemitas contaban con seis hospitales en México, Puebla, Oaxaca, Guadalajara, La Habana y Guatemala. Al momento de la supresión de la orden, los betlemitas contaban con 22 hospitales en el Perú y 10 en la Nueva España, que incluían el Hospital de Belén de La Habana.
Tras una serie de litigios por las donaciones que recibieron, se logró concluir, para 1720, la estructura de iglesia-hospital-escuela de Belén de La Habana, único lugar que brindó servicio a los enfermos convalecientes de la isla, ganándose rápidamente el reconocimiento. La orden betlemita a lo largo del siglo XVIII se convirtió en la más opulenta de las asentadas en Cuba. No depender de una sola fuente económica les dio estabilidad a los betlemitas.
A fines del siglo XVIII la plantación esclavista despegó en la isla de Cuba; algunos burgueses criollos, los sacerdotes jesuitas y los betlemitas fueron pioneros en el negocio de la plantación de azúcar y de la ganadería cubana, utilizando mano de obra esclava. En 1761, los betlemitas, como productores de azúcar le pidieron, al Borbón Carlos III, les diera licencia para conducir hasta Cuba a 1.000 esclavos y la preferencia para embarcar el azúcar que produjeran.
Los betlemitas duraron dos siglos: nacieron en el siglo XVII, llegaron a su máximo esplendor en el siglo XVIII y se acabaron en el siglo XIX con las reformas liberales. Los betlemitas fueron suprimidos junto con otras órdenes hospitalarias y con la Compañía de Jesús en 1820, por decreto de las Cortes liberales de Cádiz y el rey de España, el también Borbón, Fernando VII.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).