La Carta Filosófica de Voltaire "Sobre la Inoculación de la Viruela"

Abel Fernando Martínez Martín | 03/06/2024 - 14:21 | Compartir:

En la segunda mitad del siglo XVIII, la viruela fue la principal causa de la alta mortalidad infantil de la Europa ilustrada, amenazada por constantes epidemias de viruela, en un momento de la historia que aumentaba el tamaño de sus ciudades e iniciaba el proceso de industrialización. En las colonias americanas sucedía lo mismo, las epidemias de viruela diezmaban a la población.

La carta filosófica de Voltaire "Sobre la Inoculación de la Viruela"
Izquierda: retrato al óleo del filósofo ilustrado francés Voltaire (1694 - 1778), realizado por el conocido pintor rococó, también francés, Maurice Quentin de La Tour (1704 - 1788), en 1736.
Derecha: el frontispicio de la edición de las conocidas hoy como Cartas Filosóficas, edición de 1735, realizada en Ámsterdam, de las originalmente llamadas Cartas Escritas en Londres Sobre los Ingleses y otros Temas.

El polémico y longevo filósofo ilustrado francés François-Marie Arouet, más conocido por el pseudónimo de Voltaire (1694-1778), quien sostenía que el arte de la medicina consistía en entretener al paciente mientras la naturaleza curaba la enfermedad, a los 29 años, en 1723, a seis leguas de París, en el castillo de Maisons, fue atacado también por la viruela, que le dejó las muy comunes cicatrices en la cara y la sensibilización sobre el problema de la viruela, enfermedad que, si no mataba, deformaba. 

Cuatro años después, huye de la prisión en la Bastilla, de donde fue liberado el filósofo a cambio de viajar al exilio en Inglaterra, donde, en 1727, se produjo el encuentro entre el filósofo Voltaire y la escritora y propagadora de la inoculación en Inglaterra, Lady Mary Montagu, también con cicatrices en la cara por haber padecido la viruela, por la que llegó a profesar gran admiración el filósofo ilustrado. Escribe Voltaire en su carta:

"En el comienzo del reino de Jorge I, la señora de Wortley - Montagu, una de las mujeres de Inglaterra que tienen más espíritu y más fuerza en el espíritu, estando con su marido en la embajada en Constantinopla, se decidió a dar sin escrúpulo la viruela a un niño que había dado a luz en ese país, pese a que su capellán le dijo que esa experiencia no era cristiana [...] Esta dama, de vuelta a Inglaterra, comunicó su experiencia a la princesa de Gales".

La princesa de Gales que, en el momento de la publicación de las cartas, ya era la reina de Inglaterra, asegurada de la utilidad de la prueba por su amiga Lady Montagú, hizo inocular a sus hijos en 1722. "Inglaterra siguió su ejemplo y, desde entonces, al menos diez mil niños deben la vida a la reina y a la señora Wortley-Montagu y otras tantas niñas les deben la belleza", escribe Voltaire en la undécima Carta Filosófica titulada Sobre la Inoculación de la Viruela

La princesa de Gales ordenó que, antes que nada, se hicieran unas pruebas. La primera, se hizo utilizando a cuatro criminales que habían sido condenados a muerte, que aceptaron inocularse con la viruela a cambio del indulto y que sobrevivieron sin problemas a la inoculación, a la epidemia de viruela y a la pena de muerte que le habían decretado los jueces ingleses.  

Otro experimento se llevó a cabo paralelamente, esta vez, utilizando a varios niños pertenecientes a un orfanato de Westminster. En los experimentos de la inoculación y la vacunación siempre hay niños huérfanos. La inoculación de la familia real inglesa se replicó en las otras dinastías reinantes en Europa, en el ilustrado siglo XVIII, como sucedió com Catalina II de Rusia y la emperatriz María Teresa de Austria. El método se usó en los cinco continentes hasta que llegó la vacuna del médico inglés Edwar Jenner, que definitivamente la desplazó. 

Producto de la experiencia inglesa de Voltaire son sus Cartas filosóficas, originalmente llamadas Cartas Escritas en Londres Sobre los Ingleses y otros Temas. El libro tuvo una versión inglesa en 1733 y una francesa en 1734. Son 25 las que fueron muy polémicas cartas filosóficas de Voltaire; en Francia, el libro fue quemado. En la undécima Carta Filosófica, que lleva por título Sobre la Inoculación de la Viruela, afirma el ilustrado filósofo francés, en defensa de la técnica: 

"Sobre cien personas en el mundo, sesenta al menos contraen la viruela; de esas sesenta, diez mueren en lo mejor de la vida y otras diez conservan para siempre terribles marcas. Hete aquí que la quinta parte de la humanidad muere o queda afeada por esta enfermedad. De los que han sido inoculados, tanto en Turquía como en Inglaterra, ninguno muere".

Voltaire se muestra como un abierto partidario de la inoculación que, cuenta, le llega a Europa desde Oriente; el filósofo reafirma el papel de divulgadora de la inoculación que tiene la escritora Lady Montagú y se la recomienda también a Catalina II la Grande, Zarina de Rusia, quien la impulsó creando casas de inoculación en las principales ciudades. Concluye el filósofo francés su corta carta sobre la inoculación de la viruela: "si se hubiera practicado la inoculación en Francia, se hubiera salvado la vida a millares de personas".

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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