Tomás Quevedo Gómez, médico especialista en Medicina Interna y en Gastroenterología, egresado de la Universidad de Antioquia, primero como bachiller y luego como Doctor en Medicina y Cirugía en el año 1934. El doctor Tomás Quevedo es parte de una reconocida dinastía médica antioqueña, nació en Medellín en 1916 fue miembro de la Academia de Medicina de Medellín, de la Academia Nacional de Medicina y miembro fundador de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina y es, también, el padre del historiador de la medicina y también médico pediatra Emilio Quevedo Vélez. Sostenía, acertadamente, que conocer la historia de la medicina "nos obliga a ser modestos".
Tomás Quevedo Gómez, en el Hospital San Vicente de Paúl de Medellín, ocupó las jefaturas de clínica quirúrgica y la de enfermedades tropicales; fue jefe de Educación Médica del Instituto Colombiano de Seguros Sociales; publicó varios trabajos académicos sobre diversos temas de su especialidad, como patología biliar, ascaridiasis hepatobiliar, amibiasis y hemorragia digestiva; y, asimismo, fue autor del libro de anécdotas Humor y medicina, publicado en 1995, y del ensayo Trabajo, enfermedad y ocio, además de publicar muchos artículos.
Leí la segunda edición de su libro Humor y Medicina (Para leer mientras cambia el semáforo), que trae como epígrafe la famosa sentencia de Peter Skrabanek y James Mc Cormick: "La vida es una enfermedad universal, hereditaria, de transmisión sexual, que en todos los casos termina con la muerte" y otra sentencia, varias páginas más adelante, afirma que, paradójicamente, "la medicina tiene muy poco de humor, pero el humor tiene mucho de medicina".
En el variado anecdotario que nos trae su libro Humor y Medicina, nos cuenta el doctor Tomás Quevedo sobre un loco, medio filósofo y muy popular en Medellín, a principios del siglo XX, de nombre Marañas, quien al ver pasar un entierro por las calles principales de la capital antioqueña afirmó, sobre los médicos que lo atendieron: "se les fue la mano en el tratamiento". Nos recuerda también la frase de un colega suyo, el doctor Luis Zea Uribe, quien, ante la presencia de un estudiante petulante y jactancioso, reflexionaba en voz alta, con ironía: "Qué bella biblioteca podría hacerse con lo que ignora este joven".
Nos habla Tomás Quevedo, en su libro Humor y Medicina, de un encuentro que tuvo con la doctora Virginia Gutiérrez de Pineda (1921-199), antropóloga, etnóloga y doctora en Ciencias Sociales, a la que se le considera pionera de los estudios de familia y de la antropología médica en Colombia, quien le contaba al doctor Quevedo "que en una de sus correrías por los campos colombianos le decía una campesina montándole un afiche muy grande, que había colocado allí el Servicio de Erradicación de la Malaria y que representaba un Anofeles". La campesina le responde, con absoluta seguridad, a la antropóloga: "Vea doctora, esos señores dicen que el paludismo lo produce la picadura de este mosco, pero yo no he llegado a ver uno de ese tamaño por aquí nunca". Un real problema de diseño gráfico en las campañas de salud pública, un verdadero problema de escalas.
El doctor Tomás Quevedo Gómez, murió en Medellín a causa de una embolia pulmonar, a los 87 años, en el 2004.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).