Se trata en esta ocasión de la historia de una institución que nunca existió, el Lazareto de Boyacá, institución creada jurídicamente en dos ocasiones, primero por el liberal Estado Soberano de Boyacá y después por el Departamento de Boyacá, en el periodo de la Regeneración. Las dos ocasiones en que se crea oficialmente el Lazareto de Boyacá se sitúan en la segunda mitad del siglo XIX.
El lazareto que se piensa construir se concibe más como una institución de exclusión, encierro y confinamiento, que como una de tratamiento médico. El Lazareto fue propuesto con insistencia en la región con el fin de aislar a los leprosos boyacenses, durante casi medio siglo; 47 años comprendidos entre 1869, cuando el presidente del Estado Soberano de Boyacá propone crear por primera vez un lazareto en el Estado, y 1916, cuando por última vez se propone crear, por parte de la Junta Central de Higiene, un lazareto en el Departamento de Boyacá.
El Lazareto de Boyacá es propuesto con el fin de aislar a más de 10.000 leprosos boyacenses, que nunca existieron, y que, presuntamente, deambulaban por los caminos, amenazando seriamente la salud de los sanos, en un país que logró convertirse mundialmente en el País de la lepra, debido a su falta de estadísticas y a las increíbles exageraciones que se difundieron en documentos oficiales, revistas científicas, diarios y púlpitos, que llegaron a afirmar la existencia de 100.000 leprosos en Colombia, en 1907, cuando el país contaba con 5 millones de habitantes.
Exageraciones sobre el número de leprosos que fueron difundidas profusamente por gobernantes, funcionarios, sacerdotes y médicos, que en pocos años, los primeros del siglo XX, convirtieron a Colombia en la Primera potencia leprosa del mundo, en un país que, salido de la Guerra de los Mil Días completamente arruinado, veía la lepra como un obstáculo para la modernización y para las exportaciones de productos agrícolas y la inmigración que se deseaba llegara al país; exportaciones de productos agrícolas e inmigración que el bacilo de la lepra amenazaba.
La exageración en las cifras de leprosos en Boyacá, que fue benéfica a la hora de recurrir a la caridad cristiana en procura de fondos para crear el Lazareto, se convirtió en un verdadero obstáculo para el proyecto al decidirse su ubicación, debido a la fuerte oposición de los vecinos de los lugares elegidos, por el horror que les causaba la idea de que les ubicaran en su vecindario un lazareto para "secuestrar" allí a más de 10.000 leprosos, ya fuera el lazareto de tipo hospital o colonia.
La institución destinada a aislar a los leprosos boyacenses, que se pensó primero como hospital y luego como colonia, no se hizo nunca realidad, por los cambios en la legislación, por la continua falta de recursos y, sobre todo, por las protestas de los vecinos de los sitios escogidos para edificar el lazareto; sin embargo, con los recursos obtenidos para el Lazareto de Boyacá se construyó el Hospital Boyacá dentro del Lazareto Nacional de Agua de Dios, hospital que se inauguró en 1911, con el fin de atender a los leprosos boyacenses, que continúa prestando sus servicios a pacientes con lepra en el municipio de Agua de Dios.
El Lazareto de Boyacá, a pesar de no concretarse nunca, recaudó abundantes recursos del Estado y, sobre todo, de la caridad y la beneficencia públicas, virtud cristiana exaltada por la burguesía a finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX. Con los recursos obtenidos para la fundación del Lazareto de Boyacá se termina creando la primera institución bancaria en la historia de la ciudad de Tunja y del Departamento de Boyacá, a principios del siglo XX, el Banco del Lazareto de Boyacá, que se convierte más tarde en el Banco de Boyacá y luego en Banco de Bogotá, abandonando rápidamente su origen filantrópico.
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).