Diagnóstico y terapéutica médica: el sueño, en la Antigüedad

Abel Fernando Martínez Martín | 11/10/2021 - 06:31 | Compartir:

El diagnóstico de las enfermedades y su curación por medio del sueño desempeñó un importante papel en las prácticas médicas de las antiguas civilizaciones mesopotámicas. Para los sumerios, los sueños derivan, según una concepción común en el Oriente Antiguo, de los humores y, sobre todo, del estado de la sangre, constituyendo el fundamento de la medicina mágica y siendo la explicación de los sueños uno de los capítulos más importantes de la antigua literatura médica. 

Diagnóstico y terapéutica médica: el sueño, en la Antigüedad
El sueño del caballero, obra pintada por Antonio de Pereda en 1.655, que está en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, España, representa a un caballero del barroco siglo XVII, dormido, mientras un ángel que muestra un jeroglífico pone en evidencia el carácter efímero de placeres, riquezas, honores y glorias. Los elementos simbólicos sobre la mesa abundan, destacan la calavera, la máscara, las joyas, el dinero, la baraja, las armas de la caza, el reloj y la vela apagada. 

Más de cuarenta tablillas de arcilla, grabadas con escritura cuneiforme, se ocupan de la interpretación de los sueños, así como de prescripciones a tomar ante las consecuencias de los malos sueños. Los babilonios se dirigían al templo de la esposa de Marduck y rogaban a los sacerdotes que interpretaran sus sueños. En los papiros egipcios se estudian los sueños, que son concebidos como mensajes sobrenaturales imposibles de recibir por los sentidos. En el templo del Dios de la Medicina, Imhotep, en Menfis, al igual que el griego Asclepio, revela a los enfermos durante el sueño los medios para recobrar su salud. 

En la Biblia abundan los sueños, José alcanza su encumbrada posición al revelar al Faraón el significado del sueño de las siete vacas flacas que devoraban a las siete vacas gordas, interpretándolo como siete años de abundancia seguidos de siete de escasez, lo que hizo al Faraón construir graneros, evitando así hambrunas, pestes, enfermedades y muertes que se presentaban en los temidos periodos de escasez, periodos de vacas flacas.

La literatura médica hindú vincula también los problemas fisiológicos, aunque no sean perceptibles por el paciente, con el contenido de los sueños, lo que le da un carácter diagnóstico, de signo prodrómico y de pronóstico. Susruta establece que una persona que sueña repetidamente que es tragada por un pez o que cae de una alta montaña en un caverna está enferma, aunque no presente ningún otro signo o síntoma.

En la mitología griega Hypnos, el Sueño, es hijo de la Noche y hermano gemelo de la Muerte, de la que es su imagen suavizada, Hypnos vive en los infiernos en un palacio donde todo duerme, su hijo Morfeo toma la forma humana y se presenta a los hombres durante el sueño; tiene grandes alas que lo transportan rápida y silenciosamente, lleva en su mano una amapola, planta con la que los hombres caen en sus brazos.

Esculapio, nombre romano de Asclepios, el Dios de la Medicina de los Griegos, cura mediante la Incubación, sueño terapéutico durante el cual el Hijo de Apolo se le aparece a los enfermos que acuden al templo, donde luego de ofrecer un sacrificio y participan en rituales de purificación y ayuno. Durante el sueño, en el Abatón, al lado de la estatua de Esculapio, que se apoya en su caduceo en el que se enrosca la serpiente, el dios griego, interviene sanándolos de su enfermedad o sugiriéndoles un tratamiento. Estrabón nos cuenta que “los hombres más distinguidos creen en ello y duermen para sí mismos o para otros en el templo”. Los templos de Esculapio, ubicados en lugares privilegiados llenos de naturaleza, aireados y con fuentes de agua eran hospitales, sanatorios y balnearios que se desarrollaron a la par que la medicina científica griega, florecieron en el siglo V AC y su influencia duró hasta el año 500, cuando fueron desplazados por los santos cristianos.

En Roma, Cicerón arremeterá contra los intérpretes de sueños, afirmaba que si eran deseos de los dioses estos los transmitirían al hombre por la vía de la razón y no por el confuso camino de los sueños. Conocido intérprete fue el griego Artemidoro, quien, en el siglo II, escribió Clave de los Sueños, tratado de interpretación en cinco tomos, que fue libro de consulta por más de mil años y divide los fenómenos nocturnos en cinco categorías: sueños, visiones, oráculos, fantasías y apariciones, y a los sueños en dos tipos: el especulativo, en relación con la realidad cotidiana, y el alegórico, que predice sucesos futuros. 

Los médicos árabes, al vincular la tradición griega con la oriental, vincularon los sueños a la influencia que ejercían los estrellas sobre el hombre dormido, por el enfriamiento que padecía el cerebro, y relacionaron el contenido de los sueños con los trastornos humorales del cuerpo, dándoles valor diagnóstico.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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