Del doctor Galvani al doctor Frankenstein

Abel Fernando Martínez Martín | 01/02/2024 - 11:43 | Compartir:

Decíamos en la cátedra anterior que la novela Frankenstein o el moderno Prometeo, de la escritora inglesa Mary Shelley (1797-1851), reflejaba el terror que producían los avances de la ciencia y la técnica y, más precisamente, se refiere a los macabros experimentos realizados a partir de los experimentos con ranas del médico Luigi Galvani y de sus seguidores a finales del siglo XVIII e inicios del XIX, sobre todo ante la posible reanimación de cadáveres humanos, mediante la aplicación de descargas eléctricas, la galvanización. 

Del doctor Galvani al doctor Frankenstein
Levantamiento de un cadáver galvanizado por una primitiva batería galvánica, que aparece arriba a la izquierda. Seguramente debe tratarse de un "cadáver galvanizado", como sucedió en Londres en 1803 con el ahorcado George Forster. Dos demonios, que están ubicados en la esquina inferior izquierda, están discutiendo sobre las implicaciones de la resurrección del cadáver que se levanta de su féretro, mientras el científico galvanizador celebra levantando los brazos.
*Caricatura de Henry Robinson, publicada en 1836.

Mary Shelley, tras una propuesta realizada por su amigo Lord Byron en Ginebra para que tres literatos (ella, su amante y Byron) escribiesen una novela de terror, habla de la creación del bienintencionado, pero muy descuidado, científico Víctor Frankenstein, que le dio nombre al famoso monstruo por él creado en la novela de terror gótica de Mary Shelley, que se publicó anónimamente en 1818.

Un sobrino y seguidor del médico italiano Luigi Galvani, llamado Giovanni Aldini, fue el actor principal de una historia espeluznante sucedida en Londres iniciando el siglo XIX, exactamente en 1803, después de ser ahorcado George Forster o Foster, tras ser declarado culpable por el jurado de asesinar a su esposa e hijo por ahogamiento, en el Paddington Canal de Londres. 

Foster fue ahorcado en Newgate, el 18 de enero de 1803, poco después de lo cual su cuerpo fue llevado a una casa cercana, donde fue utilizado en un experimento por el científico italiano Giovanni Aldini, en el que el cuerpo de George Foster sería galvanizado. Las autopsias, así como las ejecuciones, eran en esos tiempos eventos públicos, que eran consumidos por un público morboso, ávido, embelesado, interesado y, a la vez, horrorizado de la flemática capital británica. 

George Foster fue condenado a muerte y, luego, a ser diseccionado en la Facultad de Medicina. Creían también los utilitaristas británicos que, de paso, garantizaban que los ejecutados no pudieran resucitar el "Día del Juicio Final", al ser sus cuerpos cortados en pedazos y luego desechados en el anfiteatro. Giovanni Aldini había asegurado a la audiencia de la galvanización que no intentaba revivir a George Foster con la llamada electricidad animal, pero les advirtió que la experimentación con humanos era nueva y no se sabía con seguridad lo que pudiera suceder.

Se conectó un electrodo en el ano y otro en la cabeza, pasaron corriente eléctrica y su cadáver empezó a contorsionarse macabramente: "En la primera aplicación del proceso en la cara, las mandíbulas del criminal fallecido comenzaron a temblar, y los músculos adyacentes estaban horriblemente contorsionados, y un ojo fue realmente abierto. En la parte posterior del proceso, se levantó y apretó la mano derecha y se pusieron en movimiento las piernas y los muslos". Cuando le ponían electrodos en la cara, la boca de George Forest hacía muecas y uno de sus ojos, amarillento y acuoso se abría, aunque estaba totalmente muerto, ya que su sangre había sido drenada antes del experimento científico y su médula espinal había sido seccionada tras la ejecución en la horca.

Parte de la audiencia del grotesco espectáculo del muerto que se movía pensó que George Foster se estaba realmente despertando de la otra vida; el muerto revivía. Se registraron muchos gritos en el recinto. La policía estaba presente por si acaso se presentara la necesidad de colgar al condenado George Foster una vez más, como decía clara y literalmente su sentencia, "hasta que muera". 

Los comentarios de la prensa incluyeron que Aldini había acelerado el procedimiento para obtener un cadáver fresco, con el fin de poder llevar a cabo el experimento. El señor Pass, quien se desempeñaba como líder de la Compañía de Cirujanos en la galvanización de Foster, quedó tan conmocionado que murió poco después de retirase del macabro experimento científico realizado en la capital británica. 

En la novela, el doctor Víctor Frankenstein pasa dos años absorto en el intento de crear vida, reuniendo partes de cadáveres y construyendo el equipamiento eléctrico necesario para galvanizar. Frankenstein logró dar vida a un monstruo espantoso de dos metros y medio de altura que le pedía al científico que le hiciera una compañera y que lo terminara asesinando.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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