La debilidad de los sistemas de salud y las desigualdades han prolongado la crisis del COVID-19 en Latinoamérica

Señala reciente informe de la OPS y CEPAL.

Redacción | 14/10/2021 - 13:02 | Compartir:

La debilidad de los sistemas de salud y las desigualdades en América Latina han prolongado la crisis del COVID-19 y amenazan la recuperación económica, según un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) , que pide acelerar los procesos de vacunación, transformar los sistemas de salud, fortalecer la inversión pública y consolidar Estados de bienestar.

La debilidad de los sistemas de salud y las desigualdades han prolongado la crisis del COVID-19 en Latinoamérica
*Imagen de la OPS. 

"Sin salud no habrá recuperación económica sostenible", señaló la secretaria ejecutiva de la CEPAL, que añadió: "Esta crisis sanitaria se ha prolongado, la crisis social persiste y por eso sin salud no habrá recuperación económica". "Invertir más en salud es absolutamente crítico, dijo, por su parte, la directora de la OPS, Carisse Etienne, que complementó: "Hay que aumentar las inversiones en atención primaria".

La región acumula cerca de un 20 % de los casos confirmados de COVID-19 y alrededor del 30 % de las muertes, a pesar de tener solamente el 8,4 % de la población mundial. Además, experimentó la mayor contracción económica de los últimos 120 años y fue la región que tuvo los peores resultados entre todas las regiones en desarrollo.

"La pandemia ha dejado en evidencia la necesidad de construir una agenda de salud pública con una perspectiva integral e integrada en América Latina y el Caribe, que reconozca la interdependencia que existe entre las dimensiones sanitaria, social, económica y ambiental", señala el documento. 

En 2020, a raíz de la crisis sanitaria, la región de América Latina y el Caribe experimentó la mayor contracción económica de los últimos 120 años y fue la región que tuvo el peor desempeño entre todas las regiones en desarrollo. El crecimiento prácticamente nulo en el quinquenio previo a la crisis, unido a la fuerte contracción de 2020 (-6,8 %), se tradujo en una caída histórica de la ocupación y un aumento sin precedentes del desempleo, junto con incrementos significativos de la pobreza, la pobreza extrema y la desigualdad, lo que ha exacerbado aún más los problemas estructurales de la región. Para 2021 se espera una tasa de crecimiento promedio del 5,9 %, mientras que en 2022 de 2,9 %. No obstante, esta expansión no será suficiente para que toda la región recupere el nivel de PIB anterior a la crisis.

"Junto con las debilidades estructurales de los sistemas de salud para enfrentar la pandemia, la prolongación de la crisis sanitaria está estrechamente relacionada con el avance lento y desigual de los procesos de vacunación en la región y las dificultades de los países para mantener medidas sociales y de salud pública en los niveles adecuados", sostiene el informe. En promedio, en América Latina y el Caribe un 39 % de la población cuenta con esquema completo de vacunación. Si bien países como Chile y Uruguay superan el 70 %, 25 de los 49 países y territorios de la región no sobrepasan el 40 % del total de su población con esquema completo de vacunas.

El documento enfatiza que la persistencia de la crisis ha evidenciado la necesidad de transformar los sistemas de salud en América Latina y el Caribe, que ya antes de la pandemia se caracterizaban por la debilidad de la capacidad de respuesta de los servicios de salud, su subfinanciamiento, con un nivel muy inferior al acuerdo regional del 6% del PIB, y la fragmentación y la segmentación del sistema de salud. Estas condiciones constituyen las causas estructurales de las inequidades en el acceso a los servicios de salud, alertan la OPS y la CEPAL. De hecho, ambos organismos consignan en el informe "una alta correlación entre la vulnerabilidad socioeconómica y el nivel de gravedad y muerte por COVID-19".

De igual forma, los déficits de inversión pública de los sistemas de salud de la región se traducen en debilidad en la rectoría de las autoridades de salud, en una escasez relativa de recursos humanos, con una disponibilidad promedio de 20 médicos por cada 10.000 habitantes, muy por debajo de los parámetros recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y en limitaciones en la capacidad resolutiva de la red de servicios de salud, en particular el primer nivel de atención.

En el documento también se manifiesta la preocupación por la falta de acceso a los servicios de salud que ha experimentado una parte de la población durante la pandemia debido a la saturación observada. De acuerdo con información oficial, en 2021, un 35 % de los países habría registrado algún tipo de interrupción en la provisión de servicios integrados de salud, lo que llegó a un 55 % en el caso de los países que declararon interrupciones en servicios prestados en el primer nivel de atención.

Entre sus recomendaciones específicas, ambas instituciones señalan en el informe la necesidad de: incorporar el enfoque intersectorial en las políticas de salud; transformar los sistemas de salud teniendo en cuenta la centralidad de la atención primaria de salud, fortalecer el ejercicio de las funciones esenciales de salud pública, la equidad en salud, la sostenibilidad financiera y el papel del Estado; acelerar los procesos de vacunación masiva y mantener las medidas sociales y de salud pública en niveles adecuados para controlar la crisis sanitaria; lograr avances tecnológicos para la salud y el desarrollo sostenible a nivel regional; acelerar los procesos de transformación digital del sector salud; mantener políticas fiscales expansivas y fortalecer la inversión pública para avanzar hacia una recuperación transformadora; y consolidar Estados de bienestar con políticas universales, redistributivas y solidarias con enfoque de derechos.

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