Las vacaciones nos caen mal, quién lo creyera, y la tranquilidad, ¿qué es eso?

Mauricio Corredor Rodríguez | 01/12/2021 - 13:54 | Compartir:

En unas semanas algunos saldrán a vacaciones por deber y otros por desempleo. Las vacaciones se hicieron para descansar y recuperar fuerzas, incluso algunos, antes de la pandemia, las usábamos para hacernos tratamientos médicos corporales, dentales, etc. Generalmente nuestras vacaciones de país tropical son a mitad de año (llamadas vacaciones escolares) y a final e inicios del siguiente año (decembrinas o navideñas, que abarcan enero). No es el caso para muchos países del mundo, pero las nuestras coinciden en algo con las de los países del norte, por el verano e igualmente por la Navidad. Mirando las gráficas de muertes por la pandemia se observa que esos dos periodos han sido los más críticos en relación con la pandemia. De hecho, fue peor el 2021 que el 2020; es decir, el aviso del gran susto no fue el año pasado. Al principio, algunos pensaron que eso era un asunto italiano que la prensa ofrecía diariamente, pero que ese bicho por estas tierras no llegaría de esa manera. Lo más increíble es que superamos a Italia y con la aparente tranquilidad de que el asunto era peor en Brasil, EE. UU., Perú y México. Consuelo de tontos. El año crítico de la pandemia colombiana fue este. ¿Qué se vaticina para el 2022?

Hace casi un año, por las fiestas decembrinas, y hace unos meses, en las vacaciones de mitad de año, la pandemia nos llevó al colapso hospitalario (ver círculos rojos en las gráficas de abajo). Este próximo diciembre sabremos si la serenidad y el haber aprendido la lección permitirán que los niveles de propagación se mantengan bajos, así como el número de muertes, por supuesto, si los programas de vacunación continúan copiosamente, entre los no vacunados, y las adquisiciones del biológico por el Gobierno siguen constantes. Así, creeríamos, que esos números podrían mantenerse bajos. Sin embargo, pareciera que las fiestas nos hacen daño y, peor aún, cuando hay licor, desenfreno desde lo social a lo moral (ejemplo: conducir embriagado); ello podría haber sido parte el detonante de propagación en tales periodos mencionados. A pesar de que los niveles de muertes siguen constantes y bajos, la infección ha empezado a aumentar, pero suavemente, lo que podría ser esperanzador si el ritmo no se enloquece de nuevo. Recordemos que el problema no es contraer el virus, es morir por él. Desechar la bioseguridad es jugar a la ruleta rusa, creyendo que la cepa circulante no nos afectará, bajando todos los niveles protección, caso en el que la trampa de la infección del virus se presenta lista, lo que puede, incluso, tener graves consecuencias.

Las vacaciones nos caen mal, quién lo creyera, y la tranquilidad, ¿qué es eso?
Perfil total de infección de coronavirus durante toda la pandemia de coronavirus en Colombia. 
*Tomado de worldmeter.com.

Por su parte, de nuevo Europa vuelve a los preocupantes niveles iniciales de contagio y muerte, con el arribo de la nueva variante. Mayoritariamente, los que no se quieren vacunar son los que están llenando a las UCI. Asimismo, todos aspiramos a normalizar un proceso que aún no hemos asimilado y pensamos que, ignorando el virus, desaparecerá; una postura de la edad media, no del siglo XXI. Vamos a futbol o a cualquier espectáculo y ¿para qué mascarilla?, si lo mejor es gritar a voz en cuello, y ahí acaba todo. Un solo infectado con este comportamiento puede contagiar a miles en unos cuantos minutos y, así, de nada sirve que mucha población esté vacunada, si a lo que se está jugando es a crear nuevas variantes del virus (como la nueva ómicron) y a no reducir la circulante (la delta).

Con miles de escépticos y programas que no llegan a todas las zonas rurales, incluso en la misma Europa, no se ve la luz de esperanza. Las exigencias de carné de vacunación ya se extremaron en Alemania y Austria, el confinamiento para los no vacunados en esto dos países ya es efectivo, a pesar de que estas personas han alegado discriminación por este hecho. No obstante, Alemania vuelve a niveles muy altos de ocupación de UCI y un número importante de personas falta por vacunar o no se quieren inyectar la primera dosis. Se sigue jugando a crear una “supervariante” peor que la delta (tal vez ¿la ómicron?) y, de esta manera, la única pobre herramienta que tenemos a la mano quedará convertida en un miserable esfuerzo. Ahora mismo en Europa surgen grupos reclamando la “libertad” de no vacunarse y uno se pregunta si, por aceptar sus reivindicaciones, se pierden beneficios para todos, dados por la economía y el desarrollo en esos países.

En el 2020, tanto Alemania como Antioquía eran buenos ejemplos a seguir, en Europa y en Colombia, por la baja propagación del virus. Hoy la cara de la moneda se invierte; ambos territorios son ahora los focos de infección más importantes en sus regiones, en donde incluso más personas mueren. Da gusto celebrar cuando se acierta, pero el yerro de ignorar el mal es poco inteligente. En muchos casos caemos en la tentación de siempre culpar a los gobiernos, con o sin razón, endilgándoles una única y exclusiva responsabilidad, olvidando la nuestra. La fatiga es de inconstantes y la constancia vence lo que la dicha no alcanza.

Como balance, a pesar de que los niveles de propagación e infección son altos en Alemania y Antioquia, debido al relajamiento de las medidas de bioseguridad días previos, consuela saber que los niveles de muerte siguen siendo bajos en nuestro país. Ello gracias, única y exclusivamente, al grado masivo de vacunación. Llegará enero y sabremos si habrá o no cuarta ola para nuestro país, por el momento, es difícil predecirlo, pues, de hecho, el INS no excluye aún este periodo. Aunque el aumento es suave, de mantenerlo así, la vacunación estaría teniendo un fuerte acierto. Sin embargo, no es el INS el que nos debe decir cómo vivir, es nuestro ejemplo y comportamiento el que garantiza nuestro bienestar también. De todos modos, alegra saber que ese número de muertes se haya reducido ostensiblemente.

Hace unas semanas, nuestro distinguido profesor del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia Gabriel Bedoya contrajo el virus y falleció; con su partida deja un vacío en la ciencia del departamento y el país. Gabriel ha sido uno de nuestros científicos que más ha publicado en el mundo de la genética colombiana, sobre temas como el origen de nuestra población, su acervo y la fuente de enfermedades debido a nuestros ancestros amerindio, africano y europeo. De él destaco dos importantes artículos de alto nivel internacional que han sido enormemente citados: Reconstructing native American population y Geographic patterns of genome admixture in Latin American Mestizos. Sería muy largo citar acá la lista de enfermedades que Gabriel y su equipo han estudiado.

Gabrielito, como le llamaban algunos de sus colegas, nos recuerda que incluso hasta ya vacunados podemos adquirir la enfermedad, porque Gabriel creyó en la ciencia y también fue juicioso en vacunarse; ninguna vacuna asegura que protegerá al 100 % a toda la población y, de no estar haciendo uso de las vacunas, estaríamos en una situación dantesca. A él lo recordaremos, entre otros aspectos, como el maestro que dirigió un gran grupo de investigación que siempre se preocupó por la salud de los colombianos y es seguro que sus pupilos sabrán mantener en alto la bandera de la investigación para el bienestar de nuestra gente, como siempre lo expresó en vida Gabriel.

Sentido homenaje para el profesor y maestro Gabriel Bedoya Berrio QEPD
Sentido homenaje para el profesor y maestro Gabriel Bedoya Berrio QEPD, quien hizo de la genética su vida para el beneficio de la salud de los colombianos.

No tenemos más a la mano que la vacuna y nuestra mesura. El medicamento de Merck, con un costo de 700 dólares, no está al alcance ni siquiera del 95 % de la población mundial y será de “superuso” privilegiado. Esperemos a conocer el precio del de Pfizer, que ojalá no sea el mismo caso. Para el caso del medicamento de Merck, aplausos por el logro farmacológico, pero tal medicamento fue concebido para la protección de la salud de unos cuantos, como si se tratara de un viaje al espacio. Bien entendido es que los costos de una investigación deben generar ganancias, pero carece de ética cuando prima el beneficio exclusivo sobre el general. Es ahí donde uno se cuestiona si este tipo de concepciones, quiérase o no, terminan por favorecer a unos cuantos, como un mundo VIP de jet privado, cual Homo exclusivus y poco sapiens.

Un mundo concebido para unos cuantos ha terminado sacrificando nuestra salud y la del planeta. En su concepción unipersonal, algunos prefieren llevarse el dinero del país para guardarlo en paraísos fiscales, a fin de no pagar impuestos en su país de origen, con los que se podrían construir más escuelas, colegios y hospitales. Son políticos que hablan de equidad y patriotismo con un lóbulo cerebral, pero que, con el otro, hacen todo lo contrario, olvidando la honestidad.

En fin, el 2022 se perfila como un año, tal vez, esperanzador, si la propagación de las variantes delta y ómicron se controlan con mayor vacunación, especialmente en África. Esa será la pauta para lograr la inmunidad de rebaño mundial. En nuestro caso, el Centro para el Control de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés) considera que la pandemia en Colombia sigue en etapa moderada las últimas semanas. Por tanto, si debemos tomar vacaciones, volvamos a la idea de descansar para ganar salud. Por qué no un buen merecido descanso en medio de paisajes, lejos de tumultos, licor y todo aquello que agota nuestro bienestar. Quizás es eso lo que nos ha hecho tanta falta como personas, familias o país. No sabemos descansar del estrés cotidiano. Algunos se van de vacaciones y regresan con la salud hecha pedazos. ¿Qué descanso es ese?

Saber descansar y saber preservar la salud es de aquellos que aman la mesura y racionalidad sobre la euforia, el derroche y la vanidad. Volver de las vacaciones con COVID-19, presión alta, colesterol alto, ganancia de peso, entre otros, no es sinónimo de haber sabido descansar, pero rejuvenecer nuestro organismo y mente, con unas Navidades tranquilas, con mesura alimenticia, permitirá que los niveles de muerte por la pandemia, poco a poco, empiecen a reducirse y la tan anhelada normalidad vuelva pronto. Para aquellos que la época de Navidad la tomarán con mesura, desde ya, felicitaciones. Para aquellos que nos dejaron este año, como Gabriel, nuestro profundo sentimiento.

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Mauricio Corredor Rodríguez
Biólogo de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá; magíster en Ingeniería enzimática, bioconversión, microbiología, Universidad de Tecnología de Compiègne, Francia; PhD en Genética Molecular de la Universidad de París XI - Sud, Francia; postdoctorado en Biología Molecular de la Universidad de Montreal, Canadá; líder del grupo de investigación en Genética y Bioquímica de Microorganismos, GEBIOMIC-UdeA. Profesor de planta del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia, Medellín.

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Biólogo de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá; magíster en Ingeniería enzimática, bioconversión, microbiología, Universidad de Tecnología de Compiègne, Francia; PhD en Genética Molecular de la Universidad de París XI - Sud, Francia; postdoctorado en Biología Molecular de la Universidad de Montreal, Canadá; líder del grupo de investigación en Genética y Bioquímica de Microorganismos, GEBIOMIC-UdeA. Profesor de planta del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia, Medellín.

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Félix León Martínez

Médico y magíster en salud pública. Director de la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES). Ha sido, entre otros, investigador del Grupo de Protección Social del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional de Colombia y presidente de la Fundación para la Investigación y el Desarrollo de la Salud y la Seguridad Social (FEDESALUD).

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Biólogo de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá; magíster en Ingeniería enzimática, bioconversión, microbiología, Universidad de Tecnología de Compiègne, Francia; PhD en Genética Molecular de la Universidad de París XI - Sud, Francia; postdoctorado en Biología Molecular de la Universidad de Montreal, Canadá; líder del grupo de investigación en Genética y Bioquímica de Microorganismos, GEBIOMIC-UdeA. Profesor de planta del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia, Medellín.