Mateo Delgado, médico, funda el Convento del Desierto de la Candelaria

Abel Fernando Martínez Martín | 17/07/2023 - 10:35 | Compartir:

Mateo Delgado (1526-1631) fue un médico, profesor y fraile agustino recoleto que vino al Nuevo Reino de Granada en su madurez. Nació en Antequera, en la Provincia de Málaga, en Andalucía, España, hijo de Andrés Delgado y de Catalina de Borja; se casó con María de Ocon y tuvieron dos hijos. Primero estudió Medicina en la Universidad de Alcalá de Henares, en donde recibió su doctorado y de la que fue, luego, catedrático. En la Corte española fue nombrado como medicó de cámara del rey Felipe II. 

Mateo Delgado, médico, funda el Convento del Desierto de la Candelaria
Óleo de fray Mateo de los Ángeles Delgado (1526-1631), médico de Alcalá de Henares, quien profesó la orden agustina y vino al Nuevo Reino de Granada a implantar la reforma de la orden. Funda el Convento Agustino Recoleto Descalzo del Desierto de la Candelaria, en Ráquira, Boyacá, donde murió a los 105 años y donde se encuentran sus restos bajo el altar mayor de su iglesia, donde fue enterrado. El cuadro de Mateo Delgado, pobremente restaurado, se encuentra en el Monasterio Agustino Recoleto Descalzo de La Candelaria.

Refiere Flores de Ocáriz que se pusieron de acuerdo con su mujer para ingresar ambos en la vida religiosa. Dejaron sus bienes a sus hijos y María tomó el hábito negro de San Agustín en el convento de Antequera y él el de la misma comunidad religiosa, pero en el convento de Sevilla. En el Convento agustino de Sanlúcar de la Barrameda, en Cádiz, cursó, Mateo Delgado, sus estudios teológicos.

En 1576, a los 50 años cumplidos, fray Mateo de los Ángeles, como pasó a llamarse como agustino, se embarcó hacia el Nuevo Mundo con treinta religiosos más, destinado en un inicio al Perú; terminó en el Nuevo Reino de Granda con el fin de llevar a cabo la reforma de la orden agustina. Llegó, el médico, enfermo por el duro viaje a Cartagena de Indias, pero al poco tiempo mejoró, convaleció y subió por el río Magdalena hacia Santafé. Fue vicario provincial y encargado por el cabildo de Santafé para controlar a los leprosos; fue doctrinero de Tinjacá; y estuvo, después, en la ciudad de Tunja, en donde fue de los primeros médicos en ejercer la medicina, mientras vivió en el Convento de los Agustinos Calzados de la ciudad encomendera, que la orden estaba construyendo.

Después de un tiempo, fray Mateo Delgado se retiró de sus actividades médicas para fundar el Monasterio del Desierto de la Candelaria de los Agustinos Recoletos Descalzos Ermitaños de la villa de Leiva, iniciando el siglo XVII, en 1.604, en cumplimiento de la reforma que le habían encomendado en España, convirtiéndose en el primer agustino recoleto del Nuevo Reino de Granada. 

Fray Mateo de los Ángeles reunió en comunidad a los ermitaños dispersos en las cuevas de los alrededores del desierto y se convierte en su director espiritual. Los eremitas tenían una pequeña capilla de bahareque y paja, con una pintura de Nuestra Señora de la Candelaria, obra del milanés Francisco del Pozo (1597), que se conserva. El convento agustino descalzo también originó la primera novela colombiana de Pedro Solís y Valenzuela, titulada El Desierto prodigioso o los prodigios del Desierto, está destinado hoy al noviciado de los padres agustinos descalzos, a los turistas y a los retiros espirituales.

Refiere Flórez de Ocáriz, también, que fray Mateo Delgado hizo el voto de no mirar nunca a mujer alguna, ni a las suyas esposa e hija, y que, en varias ocasiones, "le aconteció recibir cartas de sus religiosas mujer e hija y sin abrirlas, quemarlas". Vivió fray Mateo de los Ángeles como un verdadero ermitaño, retirado de este mundo, con fama de olor de santidad en el monasterio recoleto agustino que fundó en el Desierto. 

Decían que fray Mateo de los Ángeles Delgado tenía el don de la profecía y que él mismo había pronosticado con precisión el día de su muerte, el 1 de noviembre de 1631, cuando el ermitaño tenía 105 años. Su cadáver fue velado y enterrado debajo del altar mayor de la iglesia del Monasterio de la Candelaria, que fundó en Ráquira en 1604.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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