Las barrocas columnas de la peste en Viena, Praga y Nápoles

Abel Fernando Martínez Martín | 17/06/2024 - 12:01 | Compartir:

Para conmemorar la superación de las mortales epidemias de la peste, se levantaron, en tiempos del Barroco, en varias ciudades de Europa, unos peculiares monumentos de memoria, conocidos como "las columnas de la peste". Monumentos conmemorativos que celebraban el fin de las epidemias de peste y, al mismo tiempo, permitían a los sobrevivientes agradecerle a la Santísima Trinidad, a la Virgen o a los santos patronos contra la peste por haber servido de celestial medicina que había intercedido por ellos y acabado con el castigo divino que representaba la peste; uno de los jinetes del Apocalipsis. Aunque la columna de la peste más conocida es la Pestsaule (columna de la peste en alemán), en el centro de Viena, la capital austriaca a orillas del Danubio tiene otras dos columnas y las hay en otras ciudades europeas como Praga y Nápoles.

La barrocas columnas de la peste en Viena, Praga y Nápoles
Arriba - izquierda: la Pestsaule (columna de la peste) de Viena (Austria).
Arriba - derecha: iglesia de San Carlos Borromeo con las dos columnas de la peste talladas de 21 m. de altura, en Viena (Austria).
Abajo - izquierda: columna de la peste de Praga (República Checa).
Abajo - derecha: la Aguja de Santo Domingo, columna de la peste de la ciudad italiana de Nápoles.

La Pestsaule está situada en Graben, una calle peatonal muy concurrida del centro de Viena, cerca de la catedral de San Esteban. Fue erigida tras la gran peste de Viena del año 1679, cumpliendo una promesa que hizo el emperador de los Habsburgo austriacos Leopoldo I. En su diseño intervinieron varios técnicos y escultores como Ranchmüller, Fischer von Erlach, Studel y Burnacini, logrando un monumento barroco lleno de figuras alegóricas. En su pedestal, el emperador Leopoldo I reza arrodillado, bajo él se encuentran dos estatuas que representan el triunfo de la fe y la victoria sobre la peste, que es representada como una anciana de piel arrugada que cae de cabeza al suelo. En la parte superior de todo el conjunto escultórico barroco, se alza un obelisco revestido de nubes, ángeles y relieves que aluden a temas bíblicos. 

La columna culmina con la representación de la Santísima Trinidad, a la que agradecen por sobrevivir a la mortal enfermedad que asoló a Europa desde el siglo XIV al XVIII, especialmente la de 1679, que causó 76.000 muertes, donde una orden religiosa, la Hermandad de la Santísima Trinidad, creó hospitales para niños y para adultos durante la epidemia. Para conmemorar la liberación de la ciudad de otra epidemia de peste, 37 años más tarde, en 1716, los vieneses erigieron nuevos monumentos de memoria, como la barroca iglesia de San Carlos Borromeo, con las dos columnas talladas en el frente, conocidas también como columnas de la peste, que tienen 21 metros de altura.

En la Republica Checa existe una columna de la peste dedicada también a la Santísima Trinidad, de 32,2 m. en Olomuc, y en la ciudad de Praga, se encuentra la columna de la peste, erigida en 1715, en la plaza de Malá Strana, junto a la iglesia de San Nicolás. Fue diseñada por Giovanni Alliprendi, en muestra de gratitud a la Santísima Trinidad, como la de Viena, por la finalización de una epidemia de peste que azotó Praga durante dos años. En la base de la columna conmemorativa, que tiene 20 metros de altura, tres fuentes representan a la Vida, la Gracia y la Salvación y, sobre un alto pedestal, se encuentran estatuas de Wenceslao, Adalberto, Ludmila, Juan Nepomuceno y Procopio los santos patrones de Bohemia. Sobre el pedestal, un obelisco, en cuyo centro está una paloma que representa al Espíritu Santo que irradia rayos dorados. Arriba de todo el conjunto, el ojo que representa a dios.

En la italiana Nápoles, capital del entonces reino dependiente de la corona española, se levantaron tres columnas de la peste, la más famosa de ellas es la barroca Aguja de Santo Domingo, ubicada en su casco antiguo, en la Plaza de Santo Domingo Mayor, frente a la iglesia. Erigida por el pueblo napolitano, en agradecimiento por lograr superar la mortal epidemia de peste de 1656 que causó entre 150.000 y 200.000 muertos, más de la mitad de la población y se extendió por toda Italia. 

En la construcción de la Aguja se fueron sucediendo artistas italianos como Fanzago, Picchiatti y Vaccaro, que fueron añadiendo al monumento de memoria bajorrelieves, estatuas y sirenas, jarrones, escudos, medallones de los santos dominicos. La Aguja culmina en una pirámide con una estatua en bronce de Santo Domingo en lo más alto.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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