Hidalgos de bragueta y políticas de fomento a la natalidad

Abel Fernando Martínez Martín | 25/04/2022 - 13:25 | Compartir:

Los hidalgos eran el estamento inferior de la nobleza castellana, aparecieron al finalizar la Edad Media española. Etimológicamente la palabra actual proviene de "hijosdalgo"; es decir, aquellos que provienen de alguien con posición social o con méritos. Se trataba de hombres que hacían parte de la baja nobleza, que casi siempre eran carentes de fortuna, que poseían y heredaban por vía paterna una serie de privilegios judiciales, exención de ciertos impuestos y, por sobre todas las cosas, su característica repugnancia hacia las actividades mecánicas y hacia los trabajos manuales, sobra decir que las mujeres no recibían esta noble distinción. 

Hidalgos de Bragueta y políticas de fomento a la natalidad
A la izquierda: monumento en la capital española en honor a Miguel de Cervantes finalizado en 1960. Una Fuente Monumento que integra agua, mármol, bronce y piedra en honor del escritor Miguel de Cervantes Saavedra, en el centro de la Plaza de España en Madrid. El Ingenioso Hidalgo, no de bragueta sino de sangre, con su lanza y mano derecha arriba, seguido por su fiel Sancho Panza, deja ver atrás a su creador Miguel de Cervantes. 
A la derecha: el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, óleo del artista francés Honoré Daumier de 1868, que se encuentra en la Nueva Pinacoteca de Múnich, en Alemania, una mancha al fondo identifica a su escudero, Sancho Panza.

A los hidalgos se les otorgaba el derecho legal de considerar toda una deshonra y toda una afrenta, a su distinción y a su nobleza, eso de tener que trabajar. Con esta filosofía del trabajo, más de un Hidalgo emigró para no seguir trabajando en el Nuevo Mundo, recién descubierto, donde las encomiendas americanas les permitirían "holgar como un caballero". Además de no pagar impuestos a la corona, no podían ser sometidos a tormento, ni encarcelados por deudas, ni ser ahorcados, sino decapitados en caso de ser castigados con la pena capital.

Los hidalgos, verdaderas flores del trabajo, llegaron a ser en el barroco siglo XVII más de 700.000, el 7.7 % de la población española. En el censo de 1787 España contaba con 722.794 hidalgos y una población de 9.3 millones de habitantes. La política de aumento de la población vuelve a ser una política primordial para los ilustrados y reformadores borbones del siglo XVIII, el rey Carlos II decretó que la hidalguía era compatible con el ejercicio del comercio o de actividades artesanales que no degradaban ni menoscababan al hidalgo, para desaparecer, los hidalgos, definitivamente en los primeros años del siglo XIX, al ser completamente anacrónicos y, por supuesto, totalmente incompatibles con el liberalismo y el desarrollo del capitalismo moderno, por su patética improductividad y su alto costo al no tributar a la Real Hacienda. 

Entre otras maneras, no por sangre, es decir, no hereditarias, de volverse hidalgo por privilegio y por merced del Rey de España, acorde con las políticas de la monarquía española de estimular la natalidad para lograr el aumento de la población, existía la siguiente manera de adquirir el derecho a la condición de hidalguía, una distinción que no otorgaba nobleza, pero sí los mismos privilegios, posibilidad que estaba al alcance de todos los hombres que estuvieran debidamente casados por la iglesia, claro está:

Si un padre de familia lograba tener siete hijos varones consecutivos y vivos (difícil en esos tiempos que la mayor mortalidad se registraba alrededor del parto), siempre que esto fuera dentro de legítimo matrimonio, adquiría inmediatamente, por este privilegio y sin necesidad de tener la sangre azul, el derecho a la condición de hidalguía. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua todavía define al Hidalgo de bragueta como: "Padre que, por haber tenido en legítimo matrimonio siete hijos varones consecutivos, adquiría el derecho de hidalguía".

A estos esforzados caballeros, que, sin tener que trabajar como los demás, contribuían con su titánico esfuerzo en la cama al aumento de la población y a la gloria de la nación española se les denominaba oficialmente con el pomposo título nobiliario de Hidalgos de Bragueta. Don Miguel de Cervantes Saavedra sitúa como protagonista de su inmortal obra Don Quijote de la Mancha, libro publicado en los primeros años del siglo XVII, al ingenioso hidalgo Alonso Quijano, el popular Don Quijote de la Mancha.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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