El corazón, de sede del pensamiento en la Antigüedad a bomba muscular en la Modernidad

Abel Fernando Martínez Martín | 06/07/2021 - 12:27 | Compartir:

Existe un reparto desigual en cuanto al prestigio que las diferentes culturas les han atribuido a los órganos del cuerpo humano. La lucha por la supremacía orgánica se ha dado entre dos órganos, aunque los mesopotámicos, prefirieran el hígado. Estos dos órganos son el corazón y el cerebro. El corazón, convertido en órgano sede de emociones, pasiones y sentimientos, con muchos partidarios en la antigüedad, se ha convertido en la modernidad en rítmica bomba muscular y ha cedido su puesto al cerebro, órgano que hoy tiene mayor prestigio y para el cual parecen trabajar los demás órganos. 

El corazón, de sede del pensamiento en la Antigüedad a bomba muscular en la Modernidad
El corazón, convertido en órgano sede de emociones, pasiones y sentimientos en la antigüedad, se ha convertido, en la modernidad, en rítmica bomba muscular y ha cedido su puesto al cerebro. 
En la imagen un modelo anatómico de cabeza y torso hecho en cera, con el corazón extraíble, que está en una vitrina de madera, correspondiente a una mujer que muestra los órganos internos, obra de Francesco Calenzuoli, 
Florencia, Italia, 1818, que es parte de la Colección del Grupo del Museo de Ciencias. 

En el Ayurveda de la milenaria India, el corazón se concebía siempre unido a los grandes vasos, con una forma similar a la que tiene un capullo de loto invertido, que se abre en los seres humanos durante la vigilia y se cierra durante el sueño. Corazón que cuelga del cayado de la Aorta y al que se le atribuye en los textos védicos la función de ser la sede del pensamiento humano.

Escrito hace más de 3.500 años, el Papiro Ebers, mezcla jeroglífica de empirismo y magia médica del antiguo Egipto, incluye dos tratados sobre el corazón y los vasos. Los médicos egipcios veían al corazón como origen y centro de confluencia de todos los vasos que se extendían, como los canales del Nilo, por todo el cuerpo. Sostenían que el “corazón habla” a través del pulso y que, a través del pulso, el médico “mide el corazón”. Los embalsamadores egipcios, extraían del cadáver los órganos internos: intestinos, cerebro, hígado, bazo, vejiga, pulmones, etc., que colocaban en recipientes especiales, siendo el corazón el único órgano que deliberadamente dejaban dentro de la momia, para que acompañara al difunto en su viaje por el Valle de los Muertos.

Filósofo y médico presocrático griego, Alcmeón de Crotona, hace 2.500 años, fue el creador del primer concepto de salud como armonía de los elementos, es el primer médico en considerar al cerebro como sede del pensamiento, gobierno del cuerpo y productor del semen. En el cerebro "está situado el poder supremo y principal sede del alma. Lo que gobierna es el cerebro", sostiene Alcmeón. 

Aristóteles un siglo después vuelve a colocar al corazón como el centro y asiento del calor animal que mantiene fluida la sangre; para el filósofo la respiración tiene por función regular el calor del corazón. Sus teorías dominarán durante la Edad Media, a pesar de que Herófilo de Alejandría, famoso por disecar animales y seres humanos en la época helenística, reconoció que el cerebro es el sitio de la inteligencia, en lugar del corazón, como defendía Aristóteles.

En el siglo II, cuando Roma dominaba al mundo mediterráneo, Galeno de Pérgamo, el gran sintetizador de la medicina antigua, une a Hipócrates con Aristóteles. Según Galeno, la sangre se producía en el hígado, transportada desde el intestino, al elaborarse de los alimentos ingeridos; desde el hígado llegaba a la aurícula derecha y seguía tres cursos: una parte se distribuía a los órganos por las cavas, otra parte pasaba al ventrículo derecho y, de éste, al izquierdo a través de poros invisibles en el tabique interventricular; y otra parte llegaba a los pulmones pasando por el ventrículo derecho; desde los pulmones fluía el pneuma vital hacia el corazón. Galeno es el primer médico en consignar el nombre de coronarias en la literatura médica, por formar estas una corona que rodea la base de los ventrículos. Arterias y venas tienen para Galeno funciones diferentes: las venas tienen sangre con substancias nutritivas; las arterias, sangre con espíritu vital, con pneuma. 

En conclusión, la sangre no circula en la Antigüedad. Las teorías galénicas reinan en la medicina occidental 1.500 años, hasta que aparecen la circulación y William Harvey, con antecedentes en la medicina árabe, en la Historia de la Medicina en el siglo XVII.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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