El alcohol es una sustancia que se produce espontáneamente en la naturaleza, que el hombre produce desde tiempos neolíticos. Ha sido elogiado y vituperado, pero sobre todo consumido, convirtiéndose en el ansiolítico más usado por la humanidad a través de la historia, en diversas formas, que van desde la ingestión ritual de las sociedades primitivas, hasta la posmoderna cultura que vivimos, del querer estar siempre de rumba, mientras los países se derrumban.
Según la investigación del psiquiatra Ronald Seigel de la Universidad de California, los animales comparten con el hombre la costumbre de consumir alcohol y otras sustancias psicoactivas naturales. Seigel destaca 2.000 casos de animales que recurren a alucinógenos y al alcohol, obtenido de frutas fermentadas y consumido por elefantes, cabras, cerdos, vacas y ovejas. El siquiatra sometió a situaciones de estrés a un grupo de elefantes, reduciéndole su espacio vital y observó que el nivel de agresividad se incrementó en los paquidermos, al tiempo que el consumo de alcohol se triplicó. Seigel deduce que el hombre empezó a consumirlo al observar el comportamiento animal.
La preparación de bebidas alcohólicas con la intervención del hombre en el proceso de fermentación, descrito por Pasteur en el siglo XIX, parece ser tan vieja como la agricultura. La cerveza era popular en el antiguo Egipto y en la mesopotámica Babilonia, donde hacía parte del jornal, también el vino de uva fue utilizado entre los egipcios y el de dátil entre los babilonios. Tablillas encontradas por los arqueólogos en la sumeria ciudad de Ur, de hace 5.000 años, relatan la elaboración del vino y en milenarios papiros, de hace seis milenios, los profesores egipcios se quejan de sus estudiantes, porque: "van de un lugar a otro atraídos por el olor de la bebida" y porque los estudiantes "frecuentan las tabernas y allí se quedan a jugar y cantar en vez de estudiar". Pasan miles de años y hay cosas que se repiten.
Los europeos nórdicos produjeron licor fermentando la miel de abejas y los pueblos del Lejano Oriente lo hicieron de otro cereal, el arroz. El vino se convirtió en bebida símbolo de los pueblos mediterráneos, como el kumis fermentado de leche de yegua es el símbolo de los pueblos mongoles. La práctica y el cultivo, como el dios Baco, el Dionisio griego, llegaron de Oriente con el vino, las vides, la exaltación, el teatro y las famosas bacanales. Baco, hijo de padre inmortal y de madre mortal, no es aceptado por los dioses hasta que descubre el vino y con él conquista hombres y dioses, que lo aceptan en el Olimpo por su descubrimiento.
Cuenta el Talmud de los hebreos, que cuando el patriarca Noé plantó la primera vid, dispuesto a elaborar el vino para los hombres, el Diablo, que vio en ello una magnífica oportunidad, se le presentó y se ofreció como socio en su etílica empresa. El día en que Noé acabó de plantar la viña, el demonio se le apareció con cuatro animales, un cordero, un león, un mono y un cerdo, animales que procedió a degollar, uno a uno, regando el lugar donde se iba a sembrar la vid, con la sangre del sacrificio animal. Dice el Talmud, que en: "Cuando el hombre come el fruto de la vid, es dulce como un cordero; cuando bebe el vino se cree un león; si por alguna razón, bebe cuando habla, gesticula como un mono y cuando se embriaga con frecuencia, es sólo un vil cerdo". En el salmo 104 de la Biblia se lee: "el vino llena de satisfacción el corazón del hombre".
Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).