El cannabis se ha utilizado desde la antigüedad con fines recreativos y medicinales. El cannabis medicinal, o la marihuana medicinal, hace referencia a los derivados de la planta Cannabis sativa que se usan para aliviar los síntomas causados por determinadas afecciones médicas.
La Cannabis sativa contiene muchos compuestos activos, entre los cuales los más conocidos son el delta-9 tetrahidrocanabinol (THC) y el canabidiol (CBD). El cannabidiol se estudia como tratamiento para una amplia gama de afecciones. El THC, por su parte, "es el ingrediente principal de la marihuana que provoca el efecto de subidón", como explican desde Mayo Clinic.
¿Para qué sirve el cannabis medicinal?
Los estudios realizados sobre el cannabis medicinal señalan que tiene posibles beneficios para varias afecciones, como la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), el VIH o SIDA, la enfermedad de Crohn, la epilepsia y las convulsiones, el glaucoma, la esclerosis múltiple y los espasmos musculares, el dolor intenso y crónico y las náusea o vómitos intensos causados por el tratamiento del cáncer. En general, el cannabidiol, que a diferencia del THC no tiene efectos psicoactivos, se estudia como tratamiento para una amplia gama de afecciones, aunque se requiere continuar con la investigación sobre sus beneficios.
No obstante, la formulación habitual del CBD es aceite y el aceite de cannabidiol recetado se considera un medicamento anticonvulsivo eficaz. De otra parte, uno de los usos más comunes del cannabidiol en gotas es el de ayudar a las personas a dormir profundamente. Igualmente, las gotas de cannabis frente al dolor pueden tener una propiedad antiinflamatoria, así como disminuyen la percepción del dolor al actuar como un analgésico. De igual manera, el CBD puede ser usado para tratar la ansiedad, el estrés y la depresión.
¿Está permitido el cannabis medicinal?
En enero de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer seis recomendaciones relacionadas con el cannabis y su retirada de los tratados de control de drogas de la ONU. Entre sus recomendaciones, la OMS indicó que el cannabidiol (CBD) con un 2 % o menos de tetrahidrocannabinol (THC, sustancia adictiva) no debería estar sujeto a controles internacionales. En 2020 la Organización de Naciones Unidas (ONU) reconoció las propiedades terapéuticas de esta planta y su resina al retirarlas de la lista IV de la Convención sobre drogas de 1961, en la que se registran las sustancias más perjudiciales y sin potencial médico reconocido.
El CBD ha asumido un papel destacado en las terapias de bienestar en los últimos años y ha provocado una industria de miles de millones de dólares. Actualmente, más de 50 países han adoptado programas de cannabis medicinal. El primer país de Suramérica en legalizar los cultivos de cannabis fue Uruguay en 2013.
En Colombia, el Ministerio de Salud y Protección Social finalizó el proceso de reglamentación para la fabricación, uso de semillas y cultivo de cannabis para fines medicinales y científicos en agosto de 2017 y es la cartera del Gobierno encargada de la expedición de licencias de fabricación de derivados de cannabis. La comercialización de productos con CBD es legal en nuestro país e, incluso, la legislación colombiana permite que el THC esté presente en un porcentaje máximo del 1 %.
¿Cómo acceder al cannabis medicinal en Colombia?
Desde la expedición de la Resolución 2292 de 2021 del Ministerio de Salud, los medicamentos y fórmulas magistrales que contengan CBD y THC están cubiertos en el Plan de Beneficios en Salud (PBS), antiguamente conocido como Plan Obligatorio de Salud (POS), razón por la que las empresas prestadoras de salud (EPS) deben asegurar su entrega a los pacientes que los necesiten. No obstante, ha sido difícil lograr un acceso real para todos los pacientes.
El aceite de CBD en Bogotá y otras ciudades del país se puede adquirir en diferentes tiendas físicas, así como por medio de internet; no obstante, es fundamental verificar que el producto cuente con registro INVIMA vigente, con el fin de asegurarse de que el cultivo que se utilizó para su fabricación es legal, que el laboratorio cuenta con buenas prácticas de manufactura y que el producto cumple todos los estándares de calidad.