La medieval esponja somnífera, soporífera o anestésica 

Abel Fernando Martínez Martín | 28/03/2022 - 05:34 | Compartir:

Desde el siglo VI al siglo XII, en la Europa de la Edad Media, los médicos utilizaron con frecuencia en su práctica médica y quirúrgica las esponjas marinas, que fueron luego empapadas con jugos de plantas, conocidas desde la antigüedad, que poseían propiedades hipnóticas, utilizándolas como un precursor método de la moderna anestesia inhalatoria. 

La medieval Esponja somnífera, soporífera o anestésica 
Miniatura medieval proveniente de un manuscrito iluminado, que está fechado en el siglo IX, que muestra la aplicación, a un paciente que está acostado, de la esponja soporífera que el médico se apresta a colocar sobre la nariz y la boca del paciente con el fin de anestesiarlo.

La esponja marina, que era empapada con las sustancias vegetales mencionadas, se aplicaba sobre la nariz y la boca del enfermo, que quedaba dormido tras las inhalaciones somníferas o soporíferas, que le dan nombre a la esponja y al procedimiento anestésico medieval. Otros autores hablan de otra esponja empapada de vinagre que se utilizaba para despertar al paciente anestesiado.

Un manuscrito, que circulaba en la medieval ciudad Hipocrática de Salerno en el siglo XII, que era conocido como el Antidotarium Nicolai, fundamento de la farmacología medieval, se trataba de un conocido libro que contenía varias recetas que se utilizaban en la elaboración de medicamentos compuestos, los cuales eran logrados a partir de la combinación de varios elementos simples, que incluía ya los aportes de la medicina árabe y sus jarabes y que permitía, por primera vez, a los boticarios y médicos preparar las recetas medicas con mayor precisión. 

Entre las 142 recetas de medicamentos compuestos, presentados en orden alfabético y de fácil consulta en este libro didáctico de la Escuela de Salerno, aparece en el Antidotarium Nicolai la receta para elaborar la Esponja Somnífera, que era utilizada como anestésico y como narcótico para inducir el sueño en los pacientes:

"Toma una onza de opio tebaico, luego una onza de cada uno de los siguientes ingredientes: Jugo de isquión (beleño negro o Hyoscyamus niger, otra solanacea llena de alcaloides), mora sin madurar, semilla de zarzamora, jugo de lechuga (por su uso como calmante y sedante), cicuta (que se usaba como sedante y narcótico), amapola (Papaver somniferum), jugo de mandrágora (solanácea convertida en la planta mágica más famosa de Europa) y hiedra arbórea (Hedera hélix). 

Pon todos estos ingredientes a la vez en una vasija junto con una esponja marina nueva, tal como salga del mar, de modo que no haya entrado en contacto con agua dulce. Y ponla (vasija) al sol durante la canícula hasta que todos los ingredientes se hayan consumido. Y cuando lo necesites, mójala (la esponja) con un poco de agua caliente y pónsela al paciente en la nariz, que enseguida se dormirá".

Llama la atención que más de 50 preparados de estas recetas de medicamentos presentes en el Antidotarium Nicolai, que incluyen la milenaria Triaca, contienen sustancias psicoactivas provenientes de drogas narcóticas y alucinógenas y, al menos, el 20 % de estas recetas compuestas contienen entre sus ingredientes activos el opio; el 30 % de ellas contiene el beleño llamado hierba loca y el 9 % de las recetas incluye entre sus ingredientes a la legendaria mandrágora. 

En las primeras escuelas de Medicina europeas, tras la precursora experiencia de la Escuela de Salerno, como Montpelier y París, en Francia y en Bolonia y Padua, en Italia, durante el siglo XIII, siguieron utilizando la esponja, además del opio y de la mandrágora, pero su uso fue decreciendo con el paso del tiempo; para los historiadores de la Medicina, esto se debió a dos razones principales: la primera, porque no eran medicamentos tan eficaces como pretendieron los médicos medievales; sumado a que tanto estos métodos como los libros que los describían fueron perseguidos y condenados por el Tribunal de la Santa Inquisición, porque se utilizaban en la práctica de la magia negra o de la diabólica brujería, que se empeñaron en perseguir los inquisidores quemando libros, hombres y mujeres. 

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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