Huellas óseas de prácticas médicas neolíticas

Abel Fernando Martínez Martín | 09/12/2019 - 11:27 | Compartir:

Jean Dastugue, un reconocido paleopatólogo francés, se refería a dos muy importantes casos en su clásica obra Las Enfermedades de nuestros antepasados. Sobre el primer caso, al referirse a la asistencia a los heridos, afirma Jean Dastugue: “hace unos 9000 años, en África del Norte… una joven mujer fue víctima de un grave accidente; caída desde un lugar elevado o aprisionada por un derrumbamiento, sufrió una fractura de pelvis tan grave que los huesos coxales resultaron violentamente desplazados expulsando a una de las cabezas femorales fuera de su alojamiento articular, y que el sacro, comprimido verticalmente, había quedado reducido a una altura de cuatro centímetros… la mujer sobrevivió, puesto que todas sus fracturas aparecen consolidadas,” La conclusión es obvia para el paleopatólogo francés: “su supervivencia implica obligatoriamente el haber sido objeto de asistencia y cuidado por parte de los suyos, cuidados atentos, constantes y eficaces. No se trata aún, si se quiere, de medicina; pero sí, sin lugar a duda, de algo más que de simple asistencia alimentaria”. 

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Fotografía aérea de los monolitos megalíticos de Carnac, conjunto de piedras ubicadas en la región francesa de Bretaña, manteniendo guardia frente a las aguas del Golfo de Vizcaya. Se considera que Carnac es el monumento prehistórico más extenso del mundo. Erigido durante el Neolítico, probablemente alrededor del 3300 a. C., algunos antropólogos se remontan al año 4500 a.C.
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Cráneo con trepanación occipital del periodo Neolítico. Museo Municipal de Ciutadella. Menorca. España.

El segundo caso que menciona Jean Dastugue es sobre el nacimiento de la cirugía en tiempo prehistórico con la sistemática práctica de la trepanación en el Neolítico: “la práctica de tal cirugía supone entre los pueblos prehistóricos la existencia de lazos sociales ya muy elaborados. No es grano de anís que un hombre acepte dejarse abrir el cráneo por otro; por parte del primero ello supone una evidente medida de confianza; del segundo, el dominio de sí mismo; y entre ambos el establecimiento de este diálogo singular sobre el que, aún hoy, se basa la relación médico paciente”. Dastugue añade otra observación sobre la trepanación en el Neolítico: “un hombre del valle de Petit Morin… sufrió en su día una fractura del hueso frontal y fue trepanado por el práctico local. El resultado no fue bueno, pues si la zona trepanada se había ciertamente consolidado, el paciente había muerto sin duda antes de la curación completa de su fractura. Ahora bien, después del óbito, el cráneo fue abierto mediante aserrado de su parte superior, de igual modo que se hace en la actualidad con miras a las exploraciones anatómicas.” Agrega el paleopatólogo Dastugue: “No cabe duda de que, decepcionado por el resultado de su intervención, el cirujano neolítico había tratado de averiguar, de “ver” qué podía haber ocurrido en el interior de aquella caja craneana. ¿Acaso no tenemos derecho, entonces de preguntarnos qué significa semejante iniciativa sino el testimonio, por parte del autor, de un verdadero espíritu científico?”

El paleopatólogo Jean Dastugue concluye sobre estos casos de prácticas médicas neolíticas afirmando en su obra: “a quien se asombre ante este acto de los “salvajes” del Neolítico responderé que eran contemporáneos de aquellos que, según el astrónomo Thom, habían sabido edificar tan bien con ayuda de monolitos, observatorios tan eficaces como el de Carnac”. 

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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