El milenario opio y su humano rastro 

Abel Fernando Martínez Martín | 09/12/2024 - 17:50 | Compartir:

El opio se extrae de la amapola real, también llamada adormidera Papaver somniferum, especie de planta herbácea de la familia Papaveraceae, con frutos capsulados. Papaver somniferum evolucionó de una especie silvestre de Asia Menor, alrededor del Mediterráneo sur oriental, donde fue domesticada, atraídos los seres humanos por el alto contenido en alcaloides del látex, que exuda a través de las incisiones practicadas en el fruto, y que, tras su solidificación y deshidratación, resulta la pasta de opio en bruto. El proceso de obtención del opio no cambia mucho a lo largo de milenios de uso.  

El milenario opio y su humano rastro 
Representación de la Diosa de la Adormidera en cerámica y detalle de su rostro y corona, con cápsulas de amapola e incisiones para extraer el látex. La divina figura, con expresión de estar en éxtasis, en trance, a causa del consumo de opio, fue encontrada en Gazi en 1937, está datada en el 1350 a. e. c. y se encuentra en el Museo Arqueológico de Heraklion, en Creta.

En la Cueva de los Murciélagos, cerca de Granada, en el sur de España, se encontraron cápsulas de adormidera datadas en el 4200 a. e. c. Existe evidencia del cultivo y uso a fines del paleolítico en Italia y Alemania, con fecha de 5700 a. e. c. Semillas y cápsulas de amapola real se encontraron en una villa neolítica de Suiza. La evidencia más antigua del cultivo, de hace 5.000 años, es sumeria, la adormidera se describe, en un ideograma, como la "planta de la alegría". Su uso es parte tanto de rituales religiosos como en la práctica curativa de los primitivos hombres medicina.

Homero la nombra en La Iliada y en La Odisea. En la Creta minoica, siglo XIII antes de nuestra era, apareció una estatuilla cerámica, la Diosa de la Adormidera, que tiene una corona hecha con cápsulas de amapola real, que además tienen incisiones para extraer el látex. La deidad minoica tiene una expresión similar a la de los consumidores de opio, sustancia que se divinizó y expandió rápidamente por el mundo mediterráneo antes de Algeciras y de Estambul.

En una tumba egipcia del siglo XV a. e. c. se halló opio. La amapola se cultivaba en Egipto, existían plantaciones en Tebas, razón por la que el opio egipcio se llamara "opio tebaico". El Papiro de Ebers describe una mezcla de sustancias, entre ellas opio, que utilizaban para sedar a los niños como Isis sedó a su hijo Horus. 

El opio y sus propiedades hipnóticas eran conocidos en la antigua Grecia. En excavaciones realizadas en la isla de Samos se encontraron botones de arcilla y marfil, del siglo VII a. e. c., que representan la cápsula de la amapola. Un broche con igual representación fue encontrado en la tumba real de Micenas.

Deméter, diosa griega, conocía las propiedades sedantes e hipnóticas del opio. Desesperada por la violación de su hija Perséfone, tomó opio para dormir y olvidar su sufrimiento. Sobre Nepenthe, mencionada por Homero como la droga del olvido, Dioscórides dice que es una mezcla de amapola y beleño. Hipócrates prescribía "meconio" (jugo de la amapola) como purgante, como narcótico y en casos de leucorrea. 

En el siglo III a. e. c., Teofrasto llamaba opio al látex obtenido de la adormidera y llamaba meconio al jugo obtenido al triturar la planta. El método de incisión en la cápsula, utilizado por los asirios, fue redescubierto por Escribonio Largo, médico del emperador Claudio, en el año 40, en sus Compositiones Medicamentorum. Dioscórides describe un jarabe de amapola. 

El opio tuvo gran importancia en Roma. Plinio el Viejo describió la semilla de amapola como hipnótica y Virgilio, en la Eneida y las Geórgicas, da al opio la misma propiedad. Celso, enciclopedista romano, lo recomendaba para aliviar el dolor y fue autor de varias preparaciones con opio como el ingrediente principal. Los médicos romanos prescribieron opio en forma de píldora, supositorio, lavativa o cataplasma. Galeno era un entusiasta de las virtudes del opio, cuyo uso se hizo popular en Roma. Lo describe como el somnífero y calmante más poderoso; agrega que, al producir el enfriamiento del cuerpo, el opio, puede causar la muerte. El opio se vendía en las calles.

El opio era para Avicena un regalo de Dios, el más potente analgésico, indicado en las diarreas y en enfermedades oculares. Se administraba por vía oral y rectal, en el tratamiento de otalgias, artralgias y, especialmente, en la gota. Los árabes introdujeron el opio en la India y más tarde en China, donde utilizaron el opio principalmente para controlar la diarrea y declararle la guerra al imperio británico, que se oponía a su prohibición. El consumo de opio en Europa, que decreció con la caída del Imperio Romano, volvió a resurgir, como la lepra, con el retorno de los cruzados de Tierra Santa.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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