El Carate y los Tunebo

Abel Fernando Martínez Martín | 24/09/2017 - 07:43 | Compartir:
El Carate
Adolescentes U'wa con la Cócora sobre la cabeza, gorro vegetal que se coloca en la menarquia y se porta 30 días. Rito de iniciación femenina, que termina con el ingreso al cortejo y a la vida adulta.

El Carate es una enfermedad producida por una espiroqueta emparentada con el Treponema pallidum, agente causal de la Sífilis venérea, treponema con el que presenta reacciones inmunológicas cruzadas, aunque es diferente su transmisión, su clínica, la parte del cuerpo afectada, la edad de aparición y su distribución geográfica. El Carate es una trepanomatosis endémica no venérea, originaria de América, llamada también Pinta, Mal de Pinto o Azul, que infecta al mono y al hombre y, fue muy frecuente en nuestro país hasta la aparición de la penicilina en la segunda mitad del siglo XX. El Treponema carateum se transmite por contacto directo no venéreo con un enfermo y aparece en la adolescencia. Las trepanomatosis están presentes desde hace miles de años en el continente americano desde los pueblos precerámicos hasta hoy.

El cronista jesuita Juan de Rivero (1681-1736), en su Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los Ríos Orinoco y Meta, escribe sobre los indios Tunebo, que hoy conocemos como U'wa. El misionero Rivero pone en evidencia la diferencia radical existente entre la percepción cultural que sobre el Carate tenían los Tunebo, que no la veían como una enfermedad sino como un requisito culturalmente indispensable, que se busca para que puedan casarse las jóvenes de la comunidad. Esto afirma el "ilustrado" jesuita sobre el Carate que padecían los indios "salvajes" de sus misiones:

Adolecen de cierta enfermedad sucia y asquerosa llamada Carate, a manera de lepra, de que están cubiertos hasta el rostro y las manos, con unas manchas azules y blancas que dan horror al verlos. Y son tan salvajes en un todo, que se precian y hacen gala de semejante enfermedad, en tanto grado que, si alguna moza de su pueblo no tiene carate, nadie la quiere por mujer, con que por vía de buen convenio y porque no pierda casamiento le dan cierta bebida con que le nace carate, y luego sin más patrimonio ni dote que éste, encuentra su conveniencia a propósito y tantos pretendientes como si tuvieran en el carate un mayorazgo o marquesado.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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