En concreto de próstata, seno, cérvix y colon.
El veneno del escorpión Tityus macrochirus podría servir para tratar cuatro tipos de cáncer, según los resultados de una investigación realizada por Clara Andrea Rincón Cortés, desarrollada como tesis del Programa de Doctorado en Ciencias-Bioquímica de la Universidad Nacional de Colombia (UN) y dada a conocer por esta institución.

Como informa la Universidad Nacional al respecto, péptidos o proteínas que reducen el crecimiento de determinadas células cancerosas en más del 50 % podrían ser utilizados como posible tratamiento alternativo para cuatro tipos de tumores malignos; en concreto, de próstata, seno, cérvix y colon. "Hemos logrado determinar cuál es la composición protéica que tiene el veneno del escorpión Tityus macrochirus", señala Rincón Cortés, que añade: "Este es el primer trabajo de carácter bioquímico de este tipo que se realiza en el país".
La UN explica que, aunque en Colombia existen múltiples variedades de escorpiones, se seleccionó el Tityus macrochirus debido a la facilidad para ser recolectado y a la cercanía de su ubicación geográfica con respecto a Bogotá, en los municipios de Choachí y Fosca (Cundinamarca). "Si hubiéramos trabajado con otros escorpiones quizá los resultados podrían llegar a ser diferentes; un posible candidato es un escorpión que habita en la región de Casanare, cuyo veneno es más tóxico", añade la tesista.
Gracias al trabajo desarrrollado se logró evaluar el desempeño de componentes específicos del veneno sobre cuatro líneas celulares derivadas de tumores, para luego determinar que efectivamente se producía una disminución de su crecimiento, a partir de comparaciones realizadas con controles tanto negativos como positivos, como da a conocer la Universidad.
"Aunque no se puede decir que se trata de una cura para estos tipos de cáncer, sí se puede hablar de un posible candidato para tratar estas enfermedades de manera alternativa", comenta Clara Rincón, quien explica que las proteínas que se encuentran en el veneno son responsables de este efecto, en la medida en que logran inhibir el normal desempeño de las células cancerosas.
Luego de disponer de un cultivo de células cancerosas fuera de su ambiente normal, pero con todos los nutrientes y condiciones para su mantenimiento, se adicionan los péptidos con el fin de evaluar su comportamiento. "Hemos podido observar que al adicionar el veneno a estas células, al igual que algunos de sus componentes aislados, éstas ya no crecen con la misma velocidad y eficiencia", indica, por su parte, el profesor Édgar Antonio Reyes Montaño, quien hace parte del Departamento de Química de la UN y quien fue el director de la tesis.
De acuerdo con el docente, los estudios realizados demuestran que se requieren entre 5 y 20 microgramos de algunos péptidos del veneno por mililitro de cultivo para lograr un retroceso en el avance del desarrollo de la células, que incluso supera el 50 %, de tal manera que con una mayor cantidad, este porcentaje, incluso, podría ser mayor.