La pérdida de días de trabajo debido a causas relacionadas con la seguridad y salud en el trabajo representa casi el 4 % del PIB mundial, según un nuevo informe de la OIT.
Cada año 2,78 millones de trabajadores mueren debido a accidentes del trabajo y a enfermedades profesionales, siendo consecuencia de estas últimas el 86 por ciento (2,4 millones), y 374 millones sufren accidentes del trabajo, según da a conocer un nuevo informe sobre Seguridad y Salud en el Trabajo (SST), publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El informe pone de manifiesto algunos de los desafíos para la creación de mejores ambientes de trabajo.
Según indica el documento, las principales causas de mortalidad son las enfermedades circulatorias (31 por ciento), los cánceres relacionados con el trabajo (26 por ciento) y las enfermedades respiratorias (17 por ciento).
"Además del costo económico, existe también un costo intangible, que no reflejan estas cifras, de sufrimiento humano imposible de medir provocado por unas condiciones deficientes de seguridad y salud en el trabajo (SST)", señala el informe, que añade: "Esta situación es triste y lamentable porque, como han demostrado repetidamente la investigación y la práctica del pasado decenio, es un sufrimiento que puede prevenirse en gran medida".
Los cambios en las prácticas de trabajo, los cambios demográficos, tecnológicos y en el medio ambiente están generando nuevas preocupaciones sobre seguridad y salud en el trabajo, destaca el informe, que complementa que los crecientes desafíos incluyen los riesgos psicosociales, el estrés relacionado con el trabajo y las enfermedades no transmisibles, en particular enfermedades circulatorias y respiratorias, y el cáncer.
El informe llamado 'Seguridad y Salud en el centro del Futuro del Trabajo: Aprovechar 100 años de experiencia' también revela que la pérdida de días de trabajo debido a causas relacionadas con la SST representa casi cuatro por ciento del PIB mundial y en algunos países hasta el seis por ciento.
“Así como observamos una mayor prevención para los riesgos reconocidos, también constatamos cambios profundos en nuestros lugares de trabajo y en la manera en que trabajamos. Necesitamos estructuras de seguridad y salud que reflejen estos cambios, junto a una cultura general de prevención que fomente una responsabilidad compartida”, declaró Manal Azzi, especialista técnica de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo.
Cuatro fuerzas transformadoras que impulsan los cambios
De cara al futuro, el informe destaca cuatro grandes fuerzas transformadoras que impulsan los cambios. Señala, además, que todas ofrecen oportunidades para mejorar.
En primer lugar, la tecnología, como la digitalización, la robótica y la nanotecnología, puede afectar la salud psicosocial e introducir nuevos materiales con riesgos para la salud que no han sido estimados. Si es aplicada correctamente, también puede contribuir a reducir las exposiciones peligrosas, facilitar la formación y la inspección del trabajo, indica el documento. De otra parte, los cambios demográficos son relevantes porque los trabajadores jóvenes tienen tasas de lesiones profesionales significativamente elevadas, mientras que los trabajadores mayores necesitan prácticas de adaptación y equipo para trabajar de forma segura. Las mujeres son más propensas a trabajar en formas atípicas de empleo y corren mayores riesgos de sufrir trastornos musculo-esqueléticos.
En tercer lugar, el desarrollo sostenible y el cambio climático dan lugar a riesgos como la contaminación del aire, el estrés por exceso de calor, las enfermedades emergentes, los cambios en las pautas meteorológicas y en la temperatura, pueden ocasionar la pérdida de puestos de trabajo. Por último, nuevos empleos serán creados gracias a la economía verde.
La OIT destaca que los cambios en la organización del trabajo pueden dar lugar a una flexibilidad que permita que un número mayor de personas se incorpore a la fuerza de trabajo, pero también puede causar problemas psicosociales (por ejemplo, inseguridad, menoscabo de la privacidad y del tiempo de descanso, o una protección inadecuada en materia de SST y de protección social) y horarios de trabajo excesivos. En la actualidad, aproximadamente 36 por ciento de la fuerza de trabajo del mundo trabaja horas excesivas (más de 48 horas semanales).
Ámbitos a los que se les debe dar prioridad
A la luz de estos desafíos, el estudio propone seis ámbitos a los cuales los responsables políticos y otras partes interesadas deberían dar prioridad. Estos incluyen mayores esfuerzos para anticipar los riesgos nuevos y emergentes para la seguridad y la salud relacionados con el trabajo, la adopción de un enfoque más multidisciplinario y el establecimiento de vínculos más fuertes con la salud pública. El informe también señala que es necesario mejorar el conocimiento público sobre las cuestiones de SST. En general, indica que es necesario reforzar las normas internacionales del trabajo y la legislación nacional, lo cual requerirá una colaboración más estrecha entre los gobiernos, los trabajadores y los empleadores.