La trepanación en la antigüedad grecorromana

Abel Fernando Martínez Martín | 25/07/2022 - 09:25 | Compartir:

En el Corpus Hipocrático aparece por primera vez una referencia escrita a la práctica de la trepanación en la antigüedad, la cirugía más antigua que conocemos que, aunque también conocieron los egipcios, no la practicaron mucho, como demuestran sus miles de momias en las que solo cinco cráneos aparecen trepanados, sin embargo, en los griegos está la trepanación hasta en la mitología.

La trepanación en la antigüedad grecorromana
Ánfora griega arcaica, posterior a las guerras médicas, donde está representado el nacimiento de la cabeza del olímpico Zeus, de la divina Atenea, la deidad protectora de la polis de Atenas, que nace joven y armada, mediante una trepanación que fue practicada en el Olimpo por Hermes, el mensajero de los dioses, que acudía ante los gritos de Zeus por el dolor de cabeza que sentía, Hermes se representa detrás de Zeus, al que se representa sentado, con su cetro en la mano.

En el tratado Sobre las heridas en la cabeza, que hace parte del Corpus Hipocrático, se clasifican las heridas del cráneo y se proponen normas para su manejo. Lo más llamativo es la referencia que hace a la trepanación, sobre la que dice: "De entre estos modos de herirse, están abocados a la trepanación la contusión, tanto la que no es perceptible a la vista como la que de alguna manera llega a hacerse visible, y la fractura, tanto la imperceptible a la vista como la que es visible". También se encuentra en el Corpus una clásica descripción de una sepsis que fue causada por una herida infectada del cráneo.

Cuenta la mitología griega, que la primera esposa del olímpico Zeus, "padre de los dioses y los hombres", el romano Júpiter, fue Metis, la diosa de la Astucia y a Prudencia, quien quedó embarazada de Zeus. La diosa de la astucia tenía la posibilidad de poder metamorfosearse y, así, adoptar cualquier forma a su antojo. Zeus, teme que, si le nace un hijo, éste lo destrone. El Oráculo pronosticó a Zeus que su esposa Metis alumbraría a una niña, pero que, si volvía Metis a concebir, el segundo hijo de la diosa sería un niño, que destronaría al divino Zeus de su olímpico trono.

Zeus persuadió a Metis para que se transformara primero en un león y, luego, la retó a que se transformara en una pequeña gota de agua, que, el no menos astuto Zeus, se bebe de un sorbo, acabando así, creía, él, con el problema definitivamente, otras versiones dicen que el divino Zeus le dijo a la titánida Metis que se transformara en una pequeña mosca y Zeus la atrapó, se la llevó a la boca y se la tragó. 

Meses después, mientras el Dios del Olimpo se paseaba tranquilamente por las orillas de un lago sintió, de pronto, un punzante e insoportable dolor de cabeza e hizo resonar el firmamento y temblar el mundo con sus gritos de desesperación. Hermes, el mensajero de los dioses del Olimpo, escuchó el divino estruendo y acudió rápidamente en auxilio del divino Zeus. Luego de examinar a Zeus, el alado Hermes llamó a Hefestos, el Vulcano romano, el dios de los infiernos, para que le trajera una cuña y un martillo con que poder abrirle el cráneo al desesperado Zeus, otra versión dice que Hermes utilizó un hacha para trepanarlo y así poder aliviarlo de su insoportable dolor de cabeza. 

Al realizarse la divina trepanación y dar el primer martillazo saltó del cráneo de Zeus su hija la divina Atenea, su preferida, la diosa de la Sabiduría, de las Artes y de la Ciencia, la divinidad protectora de la polis de Atenas, la casta Atenea que se enorgullecía de su virginidad, una deidad griega llena de astucia y de inventiva, nacida no del vientre de su madre sino del cerebro de su padre, nacida adulta, con forma de una mujer joven, dando un terrible grito de guerra, y nace armada la bella diosa con casco, con lanza, con escudo y con coraza. Atenea protegió las artes, las ciencias, las tecnés, desde los tejidos hasta la cerámica, la arquitectura la fabricación de barcos y todo lo relacionado con la agricultura, actividad que la diosa le enseñó a los hombres.

En el siglo I de nuestra era, el enciclopedista romano Celso, en su tratado De Re Medicina, describe tanto las trepanaciones como los instrumentos usados desde la época de Hipócrates para practicar la cirugía craneana, incluyendo las telebrás y las trefinas, unos instrumentos que son semejantes a los que conocemos actualmente. 
Celso da consejos sobre cómo practicar las trepanaciones y relata un método para practicar la craneotomía mediante la realización de varios agujeros que se unen luego mediante cortes de un osteótomo. El romano enciclopedista, que no era médico, pero escribía sobre medicina, recomendaba la trepanación como un ultimum refugium; es decir, como la última opción, cuando ya se habían agotado todas las otras formas de tratamiento posibles en el paciente afectado.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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