El hallazgo más característico en los niños recién nacidos cuyas madres habían ingerido Talidomida en los primeros meses del embarazo fue el compromiso que presentaban los huesos largos de las extremidades, tanto superiores como inferiores, que se tornaban cortos o estaban prácticamente ausentes. El compromiso de los miembros superiores fue mayor en los recién nacidos que el de los inferiores, generalmente menos severo. Cuando la afección de los huesos largos del miembro superior era muy grande, las cortas extremidades asemejaban las extremidades cortas y aplanadas que tienen las focas. Por eso, la malformación causada por la Talidomida recibió el nombre de Focomelia (del griego phoke, foca, y melia, extremidad). Los recién nacidos presentaban también otras malformaciones congénitas como poli o sindactilias, agenesia del oído externo, malrotaciones y atresias intestinales, asplenia, útero bicorne, parálisis facial y malformaciones cardiacas sin presentar alteraciones mentales.

En 2012, poco después del 50° aniversario de la primera descripción del efecto teratógeno de la Talidomida, la compañía farmacéutica Grünenthal pidió por primera vez disculpas públicamente por las graves malformaciones provocadas por el fármaco en niños cuyas madres embarazadas tomaron el medicamento. Durante el acto se inauguró en Stolberg (Alemania) una escultura de bronce en conmemoración de los afectados representados en la escultura por una niña sin brazos y con una malformación en los pies sentada en una silla, junto a otra silla que está vacía, escultura que fue financiada por la compañía farmacéutica alemana Grünenthal, que se sigue defendiendo en los tribunales contra las asociaciones de víctimas de la Talidomida que reclaman indemnizaciones.
Revisando lo sucedido en Colombia con la Talidomida, no se halla ningún registro de ningún caso presentado ni en los documentos de archivo, ni en las publicaciones médicas, ni en la prensa, pero encontramos que el Gobierno colombiano, a través del Ministerio de Salud le había dado licencia para distribuir en Colombia a dos medicamentos, con el nombre comercial de Algo Sediv y de Sof Tenil, productos farmacéuticos que venían en diversas presentaciones, que contenían entre sus componentes Talidomida y que luego el Ministerio de Salud retiró esas licencias en 1962, una vez se conocieron los problemas causados por el consumo de Talidomida, por parte de mujeres gestantes en los primeros meses del embarazo, en otros países del mundo. Para la época, el ministro de Salud Álvaro de Angulo dio un parte de tranquilidad y manifestó, en rueda de prensa, que ningún caso a causa de la Talidomida se había presentado en Colombia.
Tras años de investigación y después de desaparecer, hoy reaparece la Talidomida pues se han comprobado los efectos antiinflamatorios, antiangiogénicos, antitumorales e inmunomoduladores que han llevado la Talidomida al tratamiento con éxito de múltiples indicaciones como es el caso del Mieloma Múltiple, de tipo dermatológico como la lepra, el síndrome de Behcet y el prurigo; de tipo infeccioso, como el SIDA, la tuberculosis y las úlceras; de tipo hematológico como la enfermedad injerto contra huésped; de tipo oncológico en neoplasias de órganos sólidos y en otras enfermedades huérfanas.

Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).