El Caduceo del arte médico, llamado el Bastón de Esculapio

Abel Fernando Martínez Martín | 10/12/2018 - 14:30 | Compartir:

Existen dos caduceos y ambos son heraldos, que es lo que significa su nombre, están relacionados con el dios griego Apolo, la deidad de la Luz y el médico de los dioses del Olimpo, quien enviaba sus rayos cuando quería causar pestes y epidemias. El primer caduceo, el que más nos atañe, es el que simboliza a la medicina desde la antigüedad y el otro, con dos serpientes enroscadas y que es alado, en representación del igualmente alado mensajero de los dioses, el griego Hermes, el Mercurio de los romanos, que es el patrón de los comerciantes, los jugadores de dados y los ladrones, caduceo que le fue regalado por Apolo para sembrar la paz y la concordia.

El Caduceo del arte médico, llamado el Bastón de Esculapio
Logotipo oficial de la OMS desde su creación en 1947 con el caduceo y estatua de Asclepio con su bastón con una sola serpiente hallada en el templo de Epidauro.

Cuenta la leyenda que Hermes encontró en el Monte Citerón a dos serpientes que se peleaban, y arrojó en medio de ellas su vara para separarlas y vio cómo, sin hacerse ningún daño, las delgadas serpientes se enroscaron y se entrelazaron alrededor de la vara, de forma tal que con la parte más alta de sus cuerpos formaron un arco, quedando sus cabezas frente a frente sin ninguna señal de enemistad. Con el caduceo el dios Mercurio adormecía y despertaba a los mortales, atraía a ellos las almas de los fallecidos o las conducía hacia la morada de los muertos. 

El primero es el caduceo del arte médico, el caduceo del dios griego Asclepio, el también llamado Bastón de Esculapio, el Asclepio de los romanos, hijo de Apolo y dios de la medicina, a quien simboliza el caduceo, que siglos después hace parte del emblema de la Organización Mundial de la Salud, OMS. El caduceo tiene antecedentes iconográficos en las civilizaciones mesopotámicas de Asiria y Caldea y su larga historia cubre cinco milenios.

La serpiente cambia de piel y por eso se convierte en símbolo de la renovación permanente y de la sanación. El bastón representa el Árbol de la Vida de los mesopotámicos y también al médico griego, que era conocido como periodeuta, el médico ambulante que iba de costa en costa y de isla en isla, recorriendo la ciudades y pueblos de la Grecia clásica, que iba desde Italia a la actual Turquía, como la recorrió Esculapio, como la recorrió siglos más tarde Hipócrates de Cos.

Esculapio llegó a ser tan hábil en el arte de curar que, además de sanar enfermos, les devolvía la vida a los muertos. El poeta Homero dedica el Himno XIV a Esculapio, quien al parecer en ese tiempo era mortal, como sus hijos, y después sería convertido en dios por Zeus, después de matarlo por desocupar los infiernos, el Hades, al resucitar a los muertos: "Comienzo a cantar al sanador de enfermedades, Asclepio, hijo de Apolo, a quien la divina Coronis, hija del Rey Felgio, parió en la llanura de Dotio, para ser la gran alegría de los hombres y el mitigador de los funestos dolores. Así te saludo ¡oh rey! y te ruego con mi canto". Su esposa Epione, es la deidad que calma el dolor. Sus hijas fueron Higeia y Panacea, la primera fue conocida como la deidad de la salud y la profilaxis, la Salus de los romanos, y Panacea es la diosa del tratamiento, la que todo lo cura; sus hijos, Macaón y Podalirio fueron guerreros que aparecen en la Ilíada, son médicos y dioses protectores de los cirujanos, mientras que Telésforo, quien acompañaba siempre a Asclepio, representa la convalecencia de los enfermos. En estos neoliberales tiempos en que la salud ha sido convertida en una mercancía abundan las dos culebras de los comerciantes y de los ladrones.

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Abel Fernando Martínez Martín

Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).

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