Hijo de militar, Alejandro Próspero Reverend nace en 1796 en Falaise, Normandía, en Francia, en agitados tiempos revolucionarios, a los 19 años se enrola en el ejército francés, el famoso Ejército Napoleónico, como oficial de caballería en el año 1815. Terminada la guerra viaja a París a estudiar Medicina entre 1820 y 1824. Restaurada en Francia la monarquía, el doctor Alejandro Reverend, recién graduado, por razones políticas es exiliado, emigra a América del Sur y llega a la ciudad portuaria de Santa Marta en 1824.

En 1825, ante el Protomedicato de Cartagena, de Indias, Reverend presenta el requerido examen que le permitirá ejercer legalmente la Medicina en Colombia. Al poco tiempo de llegar, el doctor Reverend es nombrado Médico del Ayuntamiento, y miembro de la Junta de Sanidad de Santa Marta, con la condición de que se incorporara a la Facultad de Medicina Nacional. En 1826, ejerce como Médico Cirujano adscrito a la Guarnición de Santa Marta y es nombrado Médico del Hospital Mayor. En Santa Marta pronto se hace famoso el médico francés y crece el prestigio de su Botica. Reverend vino a Colombia con su boticario, Augusto Thomassin, que convirtió su botica en la mejor dotada de la ciudad, con elementos traídos desde Francia.
El general Mariano Montilla encarga al doctor Alejandro Reverend, quien había trabajado bajo sus órdenes como cirujano mayor del ejército durante la revuelta de Rioacha, para que se encargara de la salud de Simón Bolívar apenas llegó a Santa Marta, el 1 de diciembre de 1830. En la casa de un español, atendido por un cura indígena, el médico cirujano francés Alejandro Reverend asiste a Bolívar durante los últimos 17 días de su vida. El doctor Reverend publica 33 boletines sobre el estado de salud de El Libertador, lo acompaña en su muerte y, como médico francés del siglo XIX, formado en la mentalidad anatomoclínica, realiza su autopsia, para pedirle, diría Foucault, explicaciones a la muerte sobre la vida.
Antes de acudir a Reverend, el doctor Montilla le había diagnosticado: "Tisis pulmonar llevada a su último grado", y agrega: "y esta no perdona". El doctor Reverend le diagnostica a Bolívar "un catarro pulmonar que, habiendo sido descuidado, pasó al estado crónico, y consecutivamente degeneró en tisis tuberculosa". Habla de "irritación de los órganos digestivos", lo que lo acerca también a las teorías fisiológicas defendidas por Broussais, partidario del uso de las sanguijuelas, que dominan en su natal Francia. Aún anclado en los humores griegos, le formula al moribundo Libertador un cuarto ventilado, pecho y pies descubiertos, pediluvios para restablecer los humores, píldoras purgantes, narcóticos, expectorantes, la inevitable quinina, dietas, tisanas, frotaciones estimulantes, untura anodina para el dolor de pecho, antiespasmódicos, píldoras calmantes, revulsivos, remedios refrigerantes de la cabeza y vejigatorios en la nuca (sustancias cáusticas, irritantes que se colocaban sobre la piel, se usaron las cantáridas, la trementina y el amoniaco).
El doctor Reverend es nombrado vicecónsul francés en la ciudad de Santa Marta en 1838. En 1842 Reverend practicó la exhumación de los restos de Simón Bolívar con el fin de trasladarlos luego a Venezuela. En 1866, el doctor Alejandro Reverend, publica en París su obra: La última enfermedad, los últimos momentos y los funerales de Simón Bolívar, Libertador de Colombia y del Perú. Por decreto del Congreso de Venezuela de 1867, se le otorgó a Reverend una medalla de oro y diamantes, un donativo de diez mil pesos y sueldo íntegro vitalicio como cirujano mayor del Ejército Libertador. En 1874, el presidente venezolano Guzmán Blanco invita al doctor Alejandro Reverend a Caracas para darle una recompensa en dinero, un diploma de Ilustre Prócer de la Independencia y una condecoración con el Busto del Libertador. En agradecimiento, Reverend obsequió a Venezuela el nódulo calcáreo encontrado en el pulmón izquierdo de 'El Libertador' durante su autopsia. En este mismo año se le nombró Cirujano Mayor del Ejército de Colombia, ad-honoren.
El doctor Alejandro Próspero Reverend muere en 1881, como Simón Bolívar, en Santa Marta. Acostumbraba a decir el doctor Reverend: “No tengo más título que el haber sido el último médico de Simón Bolívar, el genio de América, el más grande y el más convencido sacerdote de la democracia que hayan conocido los siglos.”

Abel Fernando Martínez Martín
Doctor en Medicina y Cirugía, magíster y doctor en Historia.
Grupo de investigación Historia de la Salud en Boyacá- Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC).